tag:blogger.com,1999:blog-30881611839854054662024-03-13T22:08:03.134+01:00Wishmaster's trash canwishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.comBlogger125125tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-9523535775197441992011-02-18T14:40:00.000+01:002011-02-18T14:40:39.990+01:00No quiero decir “Yo no veo cine español”Así que debería callar o mentir...<br />
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Una vez superados los Goya (sobre los que no me atrevo a escribir por falta de conocimiento, tanto respecto a las películas implicadas como a la gala en sí), toca ya pensar en esa otra ceremonia de entrega de premios cinematográficos que paradójicamente interesa más a la gran mayoría de los españoles: los Oscar.<br />
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Así como me avergüenzo de no haber visto ninguna de las nominadas a los premios nacionales, no sucede lo mismo con las que optan a la estatuilla dorada. Digo que me avergüenzo porque debería haber visto al menos un par de ellas. Pa negre había despertado mi interés, al igual que Buried y Balada triste de trompeta mi curiosidad. El problema es que cada vez me cuesta más esfuerzo ir a una sala de cine a ver qué se estrena por los mundos de Dios cuando en casa, gracias a esa genialidad llamada iPlus, tengo acceso a decenas de grandes clásicos (antiguos y modernos). Eso sin considerar que cualquiera de las películas actualmente en cartel estarán disponibles en mi casa en aproximadamente un año. Y sin olvidar, por último, que el siglo XXI ha significado la supremacía de las series de ficción sobre los largometrajes. Y qué quieren que les diga, las pocas veces que abandono la comodidad de mi sofá y mi mando a distancia para dejarme llevar por el romanticismo de las salas de cine, es difícil que no haya una sola película que me atraiga más que el producto nacional. Pero insisto en que, como amante del cine, no es una actitud de la que me sienta orgulloso. Vaya por delante, eso sí, que por lo menos mi consumo cinematográfico es completamente legal, para que esa ministra nuestra descanse tranquila.<br />
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Decía que, eso sí, no soy totalmente ajeno a la lista de nominadas para la ceremonia del próximo 28 de febrero. De los diez títulos seleccionados (¿alguien más cree que al duplicar el número de candidatas restaron credibilidad a esta nominación?) por ahora sólo he visto dos: Origen y El discurso del rey. Sé que en breve veré Cisne negro y Valor de ley, ambas de reciente estreno en España. Toy Story 3 y La red social fueron víctimas de mi reticencia a salir de casa. Pero sé que de aquí a unos meses las habré visto. The fighter tendrá que esperar a un día en que me sienta motivado, mientras tanto raro será que invierta dos horas de mi tiempo en ella. Peor se me presentan 127 horas, Winter’s Bone y Los chicos están bien. Algo muy raro tiene que pasar para que les dé una oportunidad. <br />
Dicho esto no puedo evitar comparar mi postura ante la lista nacional y la estadounidense. ¿Y cuál es el resultado? Siendo sincero, me atraen más seis de las diez “oscarizables” que cualquiera de las candidatas a mejor película española. De éstas, tres entrarían en la pelea con The Fighter como entretenimiento de domingo por la tarde. A la cola quedan tres títulos del otro lado del charco con la cinta de Icíar Bollaín. Nada especial en contra de cualquiera de estas cuatro películas. Sólo una palabra, indiferencia.<br />
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En resumen, no me considero uno de esos descerebrados que van por ahí diciendo orgullosos “no me gusta el cine español” o “el cine español es una mierda”. Me inspiran la misma credibilidad que aquellos que no ven películas en blanco y negro, dramas, cine europeo, cine anterior a los noventa o, llevados al otro extremo, cine de Hollywood. Quiero pensar que tengo una mente abierta y que doy oportunidades a todos los géneros, épocas y nacionalidades. Simplemente tienen que llamar mi atención en un principio y saber después mantener mi interés. <br />
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Son muchas las películas españolas que incluiría en una lista (amplia) de mis películas favoritas: Amanece que no es poco, Los amantes del círculo polar, Todo sobre mi madre, Los lunes al sol, La buena estrella, Los santos inocentes, Volver a empezar… y seguramente muchas otras que ahora mismo no me vienen a la cabeza. ¿El problema? No sabría concretarlo. Puede tener que ver con que el más reciente de los títulos mencionados tenga la friolera de 9 años ya. O con que todos y cada uno de sus directores me hayan decepcionado después de esas grandes películas (eso o que ya estén muertos). En cualquier caso, lo que tengo claro, es que no sé en qué medida por mi culpa y en qué medida por culpa de la industria cinematográfica española a día de hoy me da mucha más pereza pagar una entrada de cine para vez una película española que una extranjera, ya sea estadounidense, argentina o francesa. Asumo mi parte de culpa por mi ya mencionada pereza y tal vez por haberme dejado llevar por la inercia nacional de rechazo del producto propio. Pero la industria tiene indudablemente una grandísima responsabilidad al respecto, empezando por la calidad media de sus productos (desde el guión hasta la técnica pasando por la interpretación), siguiendo por su promoción y terminando por las connotaciones que inevitablemente lleva asociado el cine español.<br />
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Insisto en que como amante del cine, que se ha esforzado a lo largo de los años por probar de todo y quedarse con aquello que más satisfecho le ha dejado, es grave que haya acabado dando la espalda gradualmente y de manera inconsciente al cine español. Y si a mí me ha ocurrido esto, no puedo evitar pensar en cuánta otra gente estará en la misma, o más extrema situación. Y así no me cuesta entender porqué el cine español se hunde y se hunde año tras año (34% menos de recaudación en 2010 respecto a 2009) y a día de hoy ingresa menos dinero en taquilla del que cuesta al Estado (69,7 millones de euros frente a 89,39 sin contar las subvenciones autonómicas). A este paso los títulos nacionales tendrán que dejar de exhibirse en las salas de cine y pasar a ser expuestos en museos. Claro que para eso deberían ser arte, así que es de suponer que entonces no pasaríamos de dos o tres cintas al año.<br />
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En fin, menos mal que nos queda Torrente IV. <br />
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¿Menos mal?wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-4389363333689899922011-02-08T16:21:00.000+01:002011-02-08T16:21:05.095+01:00IN NOLAN WE TRUSTRecientemente se han hecho públicos los nombres de los actores que encarnarán a los supervillanos en <i>The dark knight rises</i>, la nueva entrega del Batman de Christopher Nolan. En esta nueva cinta de la resucitada franquicia serán Anne Hathaway y Tom Hardy quienes se disfrazarán de Catwoman y Bane con el objetivo de crear los máximos problemas posibles al superhéroe más carismático de la historia del celuloide. Digo esto porque hay que reconocer que Spiderman, Superman y demás superhombres en mallas jamás se han caracterizado por una estimulante vida interior. Ni siquiera Batman, en manos de otros directores, había alcanzado unos registros dramáticos como los magistralmente interpretados por Christian Bale. Es cierto que Nolan partía con una ventaja importante, ya que el personaje creado por Bob Kane en los años treinta tenía bastante más empaque que la mayoría de sus compañeros de “profesión”. Probablemente porque tenía que compensar su falta de superpoderes con un extra de carisma. <br />
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No obstante, el carisma no suele ser el punto fuerte de los superhéroes cuando se ponen frente a una cámara de cine. Ni los personajes, ni los actores que los han interpretado, se han caracterizado generalmente por su atractivo (personal, que no físico). ¿Qué hace más interesante una película de este subgénero? Desde mi punto de vista son los villanos. Pon un buen supervillano en tu guión y éste ganará enteros. Basta con observar unos cuantos repartos para darse cuenta de hasta qué punto esto es un hecho. Pongamos a los buenos y los malos en ambos lados de la balanza y veamos dónde tenemos más quilates. El hombre de acero (valga el apelativo también para su apabullante registro expresivo), interpretado por Christopher Reeve o Brandon Routh ha luchado contra Gene Hackman o Kevin Spacey. El hombre araña tiene el rostro cinematográfico del soso Tobery Maguire, incapaz de mantener el característico sentido humor del personaje mientras pelea con pesos pesados como Willem Dafoe o Alfred Molina. Toda la patrulla de los X-Men junta no le llegaba ni a la suela del zapato al gran Ian McKellen, por mucho que Hugh Jackman y Patrick Stewart combinaran su saber estar con el atractivo de Halle Berry. Ésta, puede también añadir a su nómina el dudoso honor de haber protagonizado esa joya titulada <i>Catwoman</i>. En esta ocasión el ridículo era compartido entre heroína y villana, ya que Sharon Stone tampoco estará especialmente orgullosa de esta línea en su, por otra parte, poco destacable nómina de personajes. Otro título con equilibrio de fuerzas es el Hulk de Ang Lee, en el que Eric Bana y Nick Nolte hacen el ridículo a partes iguales por gentileza de un desubicado director. Es, curiosamente, en la segunda entrega de las renovadas aventuras de Bruce Banner donde nos encontramos pesos pesados en los dos bandos. Edward Norton es sin duda uno de los grandes de su generación, pero Tim Roth aguanta la comparación. Otro caso reciente es el de Ironman, en el que Robert Downey Jr. mantiene un equilibrado tête à tête con Jeff Bridges.<br />
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En definitiva, tenemos dos opciones. El supervillano le da mil vueltas al superhéroe o, como mínimo, ambos están a la par. ¿Por qué? Bueno, está claro que el bueno se va a salir con la suya, así que es un bonito detalle otorgarle esa victoria moral al derrotado.<br />
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Volviendo al señor de la noche, la tendencia se mantiene. A lo largo de los años Michael Keaton y Val Kilmer se han enfrentado, por poner algunos ejemplos, a Jack Nicholson, Christopher Walken y Tommy Lee Jones. Me niego a mencionar a los actores de esa aberración titulada Batman y Robin, ya que estamos hablando de cine. <br />
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Con <i>Batman begins</i>, al hacerse cargo de la franquicia, Christopher Nolan decidió buscar a un actor capaz de soportar un personaje con una profundidad mucho mayor a la de ningún otro superhéroe de celuloide. Christian Bale fue una buena decisión (no así su doblaje al español). Pero no contento con eso captó la idea de que para conseguir una buena película tenía que rodearle de otros buenos actores, mejores que él a ser posible. No contento con el habitual binomio héroe-villano, tiró la casa por la ventana y completó el reparto con nombres de la talla de Michael Cane, Liam Neeson, Morgan Freeman, Gary Oldman, Tom Wilkinson o Ken Watanabe. Ya no estábamos hablando de un actor decente enfrentado a uno bueno. Nos encontramos ante un reparto de los que te aseguran un hueco entre las mejores películas del año a poco que su director sepa lo que se trae entre manos. Y ya lo creo que Nolan lo sabía.<br />
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Para mantener el nivel en <i>The Dark Knight</i>, Nolan retuvo en nómina a Cane, Freeman y Oldman, además de a Bale, claro está. Y para completar el elenco en dos papeles fundamentales recurrió al sorprendentemente poco conocido Aaron Eckhart y, sobre todo, a un brillantísimo Heath Ledger, que nos legó antes de su muerte al mejor personaje jamás visto en una película de superhéroes. <br />
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Vistos los nombres que el virtuoso director había conseguido reunir para sus dos primeras entregas del hombre murciélago, los rumores sobre el reparto de una futura tercera entrega han invadido la red durante los últimos años. Mi favorito fue aquél en el que se hablaba de un Enigma interpretado por el previsiblemente histriónico Johnny Depp y un Pingüino cobrando vida a través del siempre brillante Philip Seymour Hoffman. En su lugar, para mi decepción, nos encontramos con la protagonista de grandes títulos como <i>Princesa por sorpresa</i> o <i>Guerra de novias</i> y un actor al que sólo conozco por sus anodinos papeles secundarios en <i>Origen</i> y <i>RocknRolla</i>. No obstante, no quiero convertir esta desilusión en desconfianza. Cuando alguien lleva tanto tiempo demostrando que sabe lo que hace y que es realmente bueno en ello, hay que darle un voto de confianza, y como el otro día sentenció un compañero con el que conversaba sobre este tema: <b>In Nolan we trust</b>.wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-69489091199124292562011-01-07T11:35:00.003+01:002011-01-07T11:40:26.842+01:00Clasificación literaria de mi 2010<span style="font-weight:bold;">9 - Muy Bueno (Imprescindible)</span><br />El largo adiós (Raymond Chandler)<br />El jinete polaco (Antonio Muñoz Molina)<br />Dilbert 2.0: 20 Years of Dilbert (Scott Adams)<br /><br /><span style="font-weight:bold;">8 - Notable (Muy recomendable)</span><br />Siddharta (Hermann Hesse)<br />La carretera (Cormac McCarthy)<br />Adiós, muñeca (Raymond Chandler)<br />El cine según Hitchcock (François Truffaut)<br />La noche de los tiempos (Antonio Muñoz Molina)<br />La maldición de los Dain (Dashiell Hammett)<br />Sed de mal (Whit Masterson)<br /><br /><span style="font-weight:bold;">7 - Bueno (Vale la pena leerlo)</span><br />Fábulas: El buen príncipe (Bill Willingham)<br />Ronda del Guinardó (Juan Marsé)<br />El fantasma de Canterville y otros cuentos (Oscar Wilde)<br />Tres vidas de santos (Eduardo Mendoza)<br />La ventana alta (Raymond Chandler)<br />Un trabajo muy sucio (Christopher Moore)<br />La hermana pequeña (Raymond Chandler)<br />Playback (Raymond Chandler)<br />El gran Gatsby (F. Scott Fitzgerald)<br />El halcón maltés (Dashiell Hammett)<br />Historia de la vida del Buscón (Francisco de Quevedo)<br />10 relatos de terror (VVAA)<br />Breve charla con una momia y otros relatos (Edgar Allan Poe)<br />Fábulas: El gran cruce de las fábulas (Bill Willingham)<br />El lápiz y otros cuentos (Raymond Chandler)<br />La bodega (Noah Gordon)<br />Plenilunio (Antonio Muñoz Molina)<br /><br /><span style="font-weight:bold;">6 - Interesante (Para pasar el rato)</span><br />Tokio Blues (Haruki Murakami)<br />Fábulas: La gran guerra (Bill Willingham)<br />Reunión Tumultuosa (Tom Sharpe)<br />El viaje íntimo de la locura (Roberto Iniesta)<br />La dama del lago (Raymond Chandler)<br />After Dark (Haruki Murakami)<br />Buenas obras y sonrisas (P. G. Wodehouse)<br />Siniestras amadas (Edgar Allan Poe/Jack Mircala)<br />Últimas tardes con Teresa (Juan Marsé)<br />Cosecha roja (Dashiell Hammett)<br />¡Chúpate Esa! (Christopher Moore)<br />Entremeses (Miguel de Cervantes)<br />Una dama en apuros (Tom Sharpe)<br />Entender el comic (Scott McCloud)<br />Zombies. Antología. (VVAA)<br />Vagamundo y otros relatos (Eduardo Galeano)<br />Fábulas: Las edades oscuras (Bill Willingham)<br />El matarife (Manuel Vázquez Montalbán)<br />Secretos y mentiras de Hollywood (Javier y Miguel Juan Payán)<br />El ultimo judio (Noah Gordon)<br />Francois Truffaut (Robert Ingram)<br /><br /><span style="font-weight:bold;">5 - Pasable (Si no hay otra cosa)</span><br />El siglo (Javier Marías)<br />Desgracia (J. M. Coetzee)<br />La insoportable levedad del ser (Milan Kundera)<br />Odio Vol.4 (Peter Bagge)<br />Odio Vol.5 (Peter Bagge)<br /><br /><span style="font-weight:bold;">4 - Flojo (Mejor no leerlo)</span><br />La muchacha de las bragas de oro (Juan Marsé)<br />Hay bombones y caramelos... (Enrique Herreros)<br /><br /><span style="font-weight:bold;">3 - Malo (No leer, en serio)</span><br />El caballero invisible (Valerio Massimo Manfredi)wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-50521016350735530992011-01-05T12:16:00.002+01:002011-01-05T12:23:11.469+01:00Clasificación cinematográfica de mi 2010<span style="font-weight:bold;">8 - Notable (Muy recomendable)</span><br />The reader<br />Persépolis<br />WALL-E<br />Pequeña Miss Sunshine<br />Poderos Afrodita<br /><br /><span style="font-weight:bold;">7 - Buena (Vale la pena verla)</span><br />El arco<br />Sherlock Holmes<br />La duda<br />Alicia en el país de las maravillas<br />Aliento<br />Origen<br />Los mundos de Coraline<br />Pagafantas<br />Mi vecino Totoro<br />El imaginario del Doctor Parnassus<br />Shutter Island<br /><br /><span style="font-weight:bold;">6 - Interesante (Para pasar el rato)</span><br />El luchador<br />Cuestión de honor<br />Un tipo serio<br />La intérprete<br />Marty<br />Nueva York para principiantes<br />Masques<br />Campanadas a media noche<br />An education<br />Paranormal Activity<br />Arrástrame al infierno<br />Enemigos públicos<br />El soplón<br />Bienvenidos al Norte<br />Planet 51<br />Mr. Magorium y su tienda mágica<br />¡Me ha caido el muerto! (Ghost Town)<br />Lo sustitutos<br />Dame 10 razones<br />Amarcord<br />Los crímenes de Oxford<br />Slumdog millonaire<br /><br /><span style="font-weight:bold;">5 - Pasable (Si no hay otra cosa que ver…)</span><br />Llamada a un asesino<br />Elizabeth: La edad de oro<br />Identidad<br />¡Que te calles!<br />Un hombre soltero<br />Asalto al tren Pelham 123<br />Matrimonio original<br />La cinta blanca<br />La última casa a la izquierda<br /><br /><span style="font-weight:bold;">4 - Floja (Mejor no verla)</span><br />Dog soldiers<br />The International: dinero en la sombra<br />Caballero sin espada<br />Underworld: La rebelión de los licántropos<br />Dream<br />Mr. Deeds<br /><br /><span style="font-weight:bold;">3 - Mala (Muy prescindible)</span><br />Di que sí<br />Resacón en Las Vegas<br />Ejecutiva en apuros<br />Una conejita en el campus<br /><br /><span style="font-weight:bold;">2 - Muy mala (Ofensiva)</span><br />La dama del lago<br />Año uno<br />Cuerpos de seguridadwishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-23740316774901432712010-12-24T16:06:00.006+01:002010-12-24T16:37:04.012+01:00PELÍCULAS NAVIDEÑAS¿Qué tienen en común Bill Murray, Mickey Mouse, Jim Carrey y la rana Gustavo? No, no me refiero al hecho de que, en un momento dado, te diste cuenta de que todos ellos tenían menos gracia de lo que pensabas cuando eras más joven. La conexión entre esos cuatro iconos de la cultura audiovisual es que, a lo largo de su carrera, han protagonizado una versión cinematográfica de <em>Cuento de Navidad</em>, la breve novela escrita por Charles Dickens a mediados del siglo XIX y que se ha convertido, probablemente, en la principal fuente de inspiración navideña para el séptimo arte. Sólo tienes que teclear “<em>A Christmas Carol</em>” en The International Movie Database (¿Cómo? ¿No conoces <a href="http://www.imdb.com/">www.imdb.com</a>? Vale, allá tú si quieres seguir utilizando las pobres entradas sobre cine de la Wikipedia para informarte sobre el tema). Como decía, teclea el título en inglés de la novela y obtendrás nada menos que cincuenta resultados entre cine y televisión. Y eso buscando por el título exacto, a lo que habría que añadir las decenas de cintas que, bajo otro título, esconden una versión del pequeño clásico inglés. ¿Un ejemplo? Pues sencillamente una de esas películas grabada a fuego en la memoria popular de todos los nacidos en los 70 y 80: <em><a href="http://www.youtube.com/watch?v=C5s-xArZvjo">Los fantasmas atacan al jefe</a>. </em><br /><br />No obstante, aunque esta historia es el tema principal o al menos la inspiración para algo así como el 75% de las películas navideñas, aún hay kilómetros y kilómetros de negativo que se han basado en otros temas. ¿El plan B favorito para recrear estas fiestas en celuloide? Sus icónicos personajes, normalmente pasados por el tamiz norteamericano. Ellos ponen el dinero, ellos hacen las películas, así que, ellos mandan.<br /><br />Probablemente, como fan enardecido de los Reyes magos, no soy objetivo, pero me cuesta decidir una película sobre Papá Noel que merezca la pena destacar. Personalmente, cuando pienso en la versión comercialmente prostituida de San Nicolás, solo me vienen a la cabeza insoportables telefilms. Probablemente <a href="http://www.youtube.com/watch?v=f6rmxyp3cCQ"><em>Bad Santa</em></a> sea lo poco que salvaría de todo lo que se ha filmado con Santa Claus de por medio. <br /><br />Los colegas de Santa han corrido una suerte dispar en sus versiones cinematográficas. Mientras que los inquietantes elfos han sido normalmente coherentes en la calidad de sus historias con su ridícula apariencia (véase <a href="http://www.youtube.com/watch?v=pvtmsqyOkhc"><em>Elf</em></a>), el reno Rudolph ha disfrutado de unas adaptaciones mucho más agradables, desde que allá por los 40 apareciera por primera vez en los cines en forma de dibujos animados. Probablemente, la película más famosa sobre este cuadrúpedo radioactivo, sea uno de los primeros largometrajes en stop-motion de la historia: <a href="http://www.youtube.com/watch?v=8xqACmJvqaU"><em>Rudolph, the Red-Nosed Reindeer </em></a>(1964). <br /><br />La técnica del stop-motion, por cierto, parece llevarse especialmente bien con esta temática, ya que gracias a ella existe esa obra de arte <em><a href="http://www.youtube.com/watch?v=Wv1HX80u5x4">Pesadilla antes de Navidad</a></em>. Sí, esa genialidad dirigida por Henry Selick, el hombre que tendrá que vivir toda su vida con el hecho de que su obra maestro se estrenara en las salas de todo el mundo con el título: <em>Tim Burton’s The nightmare before Christmas</em>. Frustrante, ¿no?<br /><br />De vuelta a la banda de Papá Noel, hay un personaje más que ha aparecido en varias películas a lo largo de muchas décadas, protagonizando algunas de ellas. Personalmente, tengo que admitir que me despierta bastante más simpatía e interés que el señor mayor con barba y chándal rojo. Pero claro, ¿a quién no le gustan los tipos malos? Sí, estoy hablando de la némesis de Santa, el Grinch. De entre todas sus apariciones en pantalla me gustaría mencionar la relativamente decepcionante, pero aún así entretenida, <em><a href="http://www.youtube.com/watch?v=wlYGOWQJBBA">El Grinch</a></em> ¿Qué pasa? Tal vez algunos sigamos sintiendo debilidad por Jim Carrey. Y por Bill Murray. Qué demonios, incluso por la rana Gustavo. ¿Mickey Mouse? Eso ya no, ¿por quién me tomas?<br /><br />¿Hay algo más allá de Cuento de Navidad, Papá Noel y sus amigos? Por suerte sí que lo hay, y en general nos ha dejado algunas películas mucho mejores, o al menos más entretenidas, que las mencionadas hasta el momento. Aquí están unos pocos ejemplos: <br /><br /><a href="http://www.youtube.com/watch?v=8VA3Kig93ys&feature=related"><em>Gremlins</a></em>. ¿A alguien se le ocurre un tema navideño más entretenido que juntar a un montón de psicópatas monstruillos verdes correteando por un pequeño pueblo Americano mientras siembran la destrucción y la muerte de la manera más gamberra posible?<br /><br />Las dos primeras entregas de la saga La jungla de cristal. Veamos el comienzo de sus sinopsis. <em><a href="http://www.youtube.com/watch?v=-qxBXm7ZUTM">La Jungla de cristal</a></em>: Nochebuena, un grupo de terroristas toma un edificio de oficinas lleno de rehenes. John McClane se encuentra allí, en la fiesta del trabajo de su novia. <em><a href="http://www.youtube.com/watch?v=gUg4gWjOgXs">La Jungla de cristal 2</a></em>: Nochebuena, un grupo de terroristas toma un aeropuerto lleno de rehenes. John McClane se encuentra allí, esperando la llegada del vuelo de su novia. John McClane, el tipo con el que no quieres pasar nunca una Nochebuena.<br /><br /><em><a href="http://www.youtube.com/watch?v=cYCkFTyADJ0">Love Actually</a></em>. La Navidad es un contexto estupendo para desarrollar una comedia romántica. Además, si eres un director competente y consigues compensar la inevitable presencia de Hugh Grant con actores de la talla de Liam Neeson, Emma Thompson o Alan Rickman, tal vez consigas una película que encante a las novias y guste a los novios (aunque estos probablemenete no lo reconozcan).<br /><br /><a href="http://www.youtube.com/watch?v=CK2Btk6Ybm0&playnext=1&list=PL837DEB6F687C5565&index=23"><em>Solo en casa</em></a> y <em>Solo en casa 2</em>. Sólo dos preguntas. ¿Quién pensó que una segunda parte era necesaria? Y, sobre todo, ¿en qué demonios estaba pensando Joe Pesci?<br /><br /><em><a href="http://www.youtube.com/watch?v=GPG3zSgm_Qo">La Navidad de Charlie Brown</a></em>. Si estás buscando una Buena película de dibujos sobre la Navidad, Carlitos, Snoopy y Linus no te decepcionarán. Un poco infantil y rozando lo ñoño, pero qué demonios, estamos hablando de dibujos y Navidad. Hay que dejarse llevar un poco por el espíritu navideño.<br /><br /><em><a href="http://www.youtube.com/watch?v=decUIVkZ4GI">¡Socorro, ya es Navidad!</a> </em>Inevitable en esta lista, aunque no precisamente destacable por su calidad. Chevy Chase, este tipo fue una estrella en Hollywood durante más de una década. Difícil de explicar.<br /><br />Y, finalmente, no podemos olvidarnos del clásico de los clásicos. Esa película emitida tantas veces que, si no la has visto, probablemente no seas un ser humano. <em><a href="http://www.youtube.com/watch?v=LJfZaT8ncYk">Qué bello es vivir</a></em>, o cómo conseguir que todo el mundo odie una película que debería ser considerada como una gran obra gracias a la tortura de la repetición infinita.<br /><br />Nota: Me abstengo de hablar sobre las películas bíblicas y “las de romanos”. Para eso necesitaría otro artículo entero.<br /><br /><strong>Cita del mes:</strong><br />Frank Cross: Quiero que se le vean los pezones. <br />Censor Lady: Pero este es un programa navideño. <br />Frank Cross: Bueno, estoy seguro de que Charles Dickens también hubiera querido verle los pezones.<br /><em>Los fantasmas atacan al jefe </em>(1988)<br /><br /><strong>Recomendación del mes:</strong><br /><em>Pesadilla antes de Navidad</em>. Henry Selick, 1993.wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-21224466827078963772010-09-11T12:45:00.005+02:002010-09-11T15:42:12.881+02:00PELÍCULAS DE VERANO<div style="text-align: left;">Hay dos maneras diferentes de enfocar el tema “películas de verano”. Por un lado, se puede hablar sobre los habituales blockbusters, películas de serie B y películas familiares que conquistan las salas cada julio y agosto (Véase- En este 2010: <a href="http://www.youtube.com/watch?v=R3m3AXb8nCU"><span style="font-style: italic;">Origen</span></a>, <a href="http://www.youtube.com/watch?v=ljxxv9BWOC8"><span style="font-style: italic;">Los mercenarios</span></a> y <a href="http://www.youtube.com/watch?v=W_PUOogoFsk"><span style="font-style: italic;">Toy Story 3</span></a>). Éste sería el planteamiento más sencillo. Pero por otra parte, también puede uno referirse a esas cintas en las que la acción transcurre o está relacionada con esta época del año. Esa que casi todo el mundo relaciona con conceptos como las vacaciones, el relax y la felicidad.<br /><br />Cuando decidí escribir un artículo desde este segundo punto de vista, pensé que iba a resultar sencillo. Ahora, después de sentarme frente a la pantalla en blanco, me arrepiento de haberlo hecho. ¿Por qué? Bueno, os aseguro que hay menos películas de las que pensaba relacionados con este tema.<br /><br />Tras un gran ejercicio de memoria, he conseguido reunir una lista de diecisiete títulos y, echándoles un vistazo, hay una serie de ideas que me vienen a la cabeza:<br /><br />1- Parece que el concepto “películas sobre el verano” está estrechamente relacionado con otro fenómeno que yo vendría a denominar “películas malas”. Lo sé, suena un poco duro, pero analizad estas obras maestras y tratad de convencerme de que estoy equivocado: <a href="http://www.youtube.com/watch?v=WpmILPAcRQo"><span style="font-style: italic;">Dirty Dancing</span></a>, <a href="http://www.youtube.com/watch?v=fZczqxo9XSM"><span style="font-style: italic;">Jóvenes desorientados</span></a> (sí, resulta que ese es el título español de Dazed and confused), <a href="http://www.youtube.com/watch?v=kJYsKeiD7Fo"><span style="font-style: italic;">American Pie 2</span></a> y <a href="http://www.youtube.com/watch?v=ORLDIRIENXY"><span style="font-style: italic;">4</span></a> (por cierto, ¿sabíais que acaban de terminar el rodaje de American Pie 8? ¡Vamos, corre al videoclub!), <a href="http://www.youtube.com/watch?v=bwwk9__2qIM"><span style="font-style: italic;">Los incorregibles albóndigas</span></a> (y secuelas)…<br /><br />2- Obviamente, los campamentos de verano son un tema recurrente al hablar de películas de verano. A las ya mencionadas <span style="font-style: italic;">American Pie 4</span> y <span style="font-style: italic;">Los incorregibles albóndigas</span>, hay que añadir por supuesto la saga <a href="http://www.youtube.com/watch?v=nYLWO3NokyY"><span style="font-style: italic;">Viernes 13</span></a>. Esta obra de culto es el estandarte de las películas de terror sobre vacaciones de verano adolescentes. Sabéis de lo que hablo. Un grupo de atractivos mozos y mozas sobrehormonados deciden pasar sus vacaciones en un remoto lugar en el que poder beber mucha cerveza e intentar perder su dudosa virginidad hasta que un asesino en serie se demuestra como el mejor método anticonceptivo.<br /><br />3- Las películas sobre el verano son un perfecto trampolín para jóvenes futuras estrellas. ¿Queréis algunos nombres?<br /><br />• <span style="font-style: italic;">Los incorregibles albóndigas</span>: Bill Murray<br />•<span style="font-style: italic;"> Viernes 13</span>: Kevin Bacon<br />• <a href="http://www.youtube.com/watch?v=FUVnfaA-kpI&feature=related"><span style="font-style: italic;">Cuenta conmigo</span></a>: River Phoenix and Kiefer Sutherland<br />• <span style="font-style: italic;">Jóvenes desorientados</span>: Ben Affleck and Milla Jovovich<br />• <span style="font-style: italic;">Dirty Dancing</span>: Patrick Sayze.<br />• <a href="http://www.youtube.com/watch?v=FMDDuvHGk-M"><span style="font-style: italic;">Faldas revoltosas</span></a>: Matt Dillon<br />• <a href="http://www.youtube.com/watch?v=PDpOM0L9eQI"><span style="font-style: italic;">Grease</span></a>: John Travolta<br /><br />Incluso si eres un joven y prometedor director de cine, un taquillazo veraniego en el que la acción también suceda en época estival puede ser el primer escalón hacia la gloria. Seguro que alguno de vosotros ya sabe a quién me estoy refiriendo. En efecto, Steven Spielberg y su primer gran éxito, <a href="http://www.youtube.com/watch?v=ucMLFO6TsFM"><span style="font-style: italic;">Tiburón</span></a>.<br /><br />4- Si quieres presentar una empalagosa historia de amor, solamente soportable por adolescentes, y que marque a una generación, el verano es tu época: <span style="font-style: italic;">Grease</span>, <span style="font-style: italic;">Dirty Dancing</span>, <a href="http://www.youtube.com/watch?v=hV1jO1Qu3Qo"><span style="font-style: italic;">Mi chica</span></a>…<br /><br />5- Por alguna razón desconocida, probablemente achacable a las altas temperaturas, el verano es también el momento ideal para las infidelidades en pantalla. Curiosamente, este tema suele dar pie a historias bastante mejores que los empalagosos romances estivales del punto anterior. ¿Ejemplos?: <a href="http://www.youtube.com/watch?v=X-3PP7hfIm4"><span style="font-style: italic;">El graduado</span></a>, <a href="http://www.youtube.com/watch?v=Hdz7RHlXgDY"><span style="font-style: italic;">Verano del 42</span></a>, <a href="http://www.youtube.com/watch?v=fJgC549mpRk"><span style="font-style: italic;">La tentación vive arriba</span></a>…<br /><br />6- La década de los ochenta y sus alrededores son, sin lugar a duda, los años dorados de las películas veraniegas: <span style="font-style: italic;">Los incorregibles albóndigas</span> (1979), <span style="font-style: italic;">Viernes 13 </span>(1980), <span style="font-style: italic;">Cuenta conmigo</span> (1986), <span style="font-style: italic;">Dirty Dancing</span> (1987), <span style="font-style: italic;">Mi chica</span> (1991)… En efecto, la moda no fue la única víctima de los crueles años ochenta.<br /><br />7- Si uno quiere ver una buena película cuya acción transcurra durante el verano, simplemente hay que intentarlo con un buen director. Hay nombres que nunca fallan:<br /><br />• Billy Wilder: La tentación vive arriba y <a href="http://www.youtube.com/watch?v=kHML8pMfPGA&feature=related"><span style="font-style: italic;">¿Qué ocurrió entre tu padre y mi madre?</span></a><br />• Alfred Hitchcock: <a href="http://www.youtube.com/watch?v=6kCcZCMYw38"><span style="font-style: italic;">La ventana indiscreta</span></a><br />• Takeshi Kitano: <a href="http://www.youtube.com/watch?v=rgRdBOotk7o"><span style="font-style: italic;">El verano de Kikujiro</span></a><br /><br />Y una vez dicho todo esto, os dejo con las sabias palabras de John Travolta y Olivia Newton John, que no me atrevo a traducir por miedo a que parte de su contenido se pierda durante el proceso: <a href="http://www.youtube.com/watch?v=FpJUrt0O7uY">“Summer days driftin' away to uh-oh those summer nights. Summer fling, don't mean a thing, but uh-oh those summer nights”</a><br /><br /><span style="font-weight: bold;">Cita del mes:</span> ¿Sabe lo que hago cuando hace tanto calor? Guardo mi ropa interior en el congelador.” (Marilyn Monroe, La tentación vive arriba.)<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Recomendación del mes:</span> El verano de Kikujiro. Takeshi Kitano, 1999.</div>wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-67095310667132461942010-07-19T17:19:00.003+02:002010-12-24T16:06:22.471+01:00El fútbol en el cine<p class="MsoNormal">Ahora que el Mundial ha terminado con el resultado que todos esperábamos (¿no?), es un buen momento para hablar sobre la relación entre el fútbol y el cine a lo largo de su historia.</p><p class="MsoNormal" style="TEXT-ALIGN: justify">Antes de nada hay que comentar que éste sea probablemente el deporte menos representado en el séptimo arte. Por supuesto estoy hablando de los deportes mayoritarios, obviamente hay menos películas sobre curling o sobre petanca, sin duda temas por explotar en la gran pantalla. Pero, ¿cuál es el motivo de esta escasez? Bueno, principalmente se debe a<span style="font-size:+0;"> </span>que el <i>soccer</i> fue durante muchos años un deporte menospreciado en los Estados Unidos. Incluso hoy en día, después de haberles regalado la organización de un Mundial en los noventa, todavía es considerado un deporte minoritario o, como ellos dicen, un <i>casual sport. </i>Es por ello que cuando uno piensa en el deporte en el cine no pueda evitar pensar en decenas de títulos relacionados con el fútbol americano, el baloncesto o el boxeo. Incluso para un español resultará más fácil recordar tres películas en las que aparezca el baseball antes que el fútbol.</p><p class="MsoNormal" style="TEXT-ALIGN: justify">Está claro que hay que alejarse de Hollywood y pensar en el viejo continente si uno quiere hablar sobre este tema. Más concretamente lo más recomendable es pensar en los oficialmente reconocidos como padres del fútbol. El Reino Unido ocupa el número uno en el ranking de productores de cine futbolístico. De hecho, como no podía ser de otra manera, el primer largometraje sobre el tema del que uno puede encontrar información es inglés. Se tituló “<i>The Great Game” </i>y fue rodada en Londres allá por mil novecientos treinta. Siendo sincero he de admitir que no he tenido la oportunidad de verlo, así que no puedo opinar al respecto. Lo que sí puedo hacer es resumir el argumento que he encontrado en varias páginas de internet. Un buen chico, joven y decente, juega en un pequeño equipo. Sorprendentemente el equipo comienza a ganar todos los partidos gracias, como no, a la aportación del muchacho, que con esfuerzo consigue ganarse al público y al entrenador a pesar de su corta edad. Desafortunadamente también se gana a la hija del presidente del club, con la que empieza una relación mal vista por la familia de la joven. Este contratiempo le saca de las alineaciones pero, cuando en el último partido el equipo se está jugando el campeonato, el entrenador no tiene más remedio que recurrir a él. ¿Alguien adivina quién marca el gol de la victoria? Ah, por supuesto algunos jugadores famosos de la época realizaron cameos para la cinta.</p><p class="MsoNormal" style="TEXT-ALIGN: justify">Me atrevería a decir que, quitando o añadiendo un par de detalles, acabo de exponer el argumento de cualquier película de fútbol (y de deporte) de los últimos ochenta años. Sólo algunos matices hacen diferente una producción de otra, pero el espíritu de superación, las injusticia que se convierte en justicia, la deportividad y la victoria in extremis son imprescindibles. Da igual que estemos hablando de una comedia (“<i><span lang="EN-US"><a href="http://www.youtube.com/watch?v=-rTwAAKwK7s&feature=related"><span lang="ES">Mean Machine</span></a></span>”, “Quiero ser como Beckham” </i>o<i> “<a href="http://www.youtube.com/watch?v=shl8MAGKz9k&feature=related">Días de fútbol</a>”</i>),<i> </i>un drama (“<i>Camino a la gloria”)</i>, una biografía (“<i><span lang="EN-US"><a href="http://www.youtube.com/watch?v=Xp_0ITy8nrk"><span lang="ES">The damned United</span></a></span>”</i>), una falsa biografía (la trilogía <i><span lang="EN-US"><a href="http://www.youtube.com/watch?v=tnu0XfIT_eY"><span lang="ES">Goal!</span></a></span></i>), <span style="font-size:+0;"></span>un thriller (“<i>The Arsenal stadium mistery”</i>) o incluso una de artes marciales (“<i>Shaolin Soccer”, </i>poco recomendable). Cualquiera que sea el género hay una cosa que el guionista y el director nunca deben olvidar cuando se proponer crear una película sobre fútbol. Tienen entre manos una obra que debe ser épica y, en ella, el héroe (o héroes) debe siempre ganar en el último instante y tras mucho sufrimiento a la panda de desgraciados más odiosa que sean capaces de crear (¿verdad que suena parecido a la final del Mundial?)</p><p class="MsoNormal" style="TEXT-ALIGN: justify">No obstante, hablando del fútbol en el cine, hay un título que destaca sobre todos los demás. O al menos esa es mi (poco) humilde opinión.<span style="font-size:+0;"> </span>Estoy hablando de una cinta que no se encuadra en ninguno de los géneros anteriormente mencionados, sino en el de cine bélico. Sí, estoy hablando de <i>“Evasión o victoria”</i>, dirigida en mil novecientos ochenta y uno por el brillante John Huston y protagonizada por una estimulante mezcal de grandes actores (Max Von Sydow o Michael Cane), aún más grandes futbolistas (Pelé, Bobby Moore o Ardiles) y… bueno… Sylvester Stallone.</p><p class="MsoNormal" style="TEXT-ALIGN: justify">La historia de estos prisioneros aliados de la Segunda Guerra Mundial que deben elegir entre la victoria o la libertad en un partido contra los alemanes en el Paris ocupado, demuestra lo sencillo que puede resultar emocionar a la audiencia combinando injusticia y deporte. Lo que bastantes personas no saben es que esta versión es un remake (muy libre) de una cinta húngara de los años sesenta inspirada en hechos reales. Por desgracia los hechos fueron bastante más tristes que la versión de celuloide. Durante la ocupación Nazi de Ucrania, un equipo formado por exjugadores del poderoso Dinamo de Kiev fueron obligados a jugar una serie de partidos contra diversos equipos alemanes. A pesar de las posibles consecuencias los jugadores vencieron todos y cada uno de los encuentros, ignorando advertencias y amenazas. Todos ellos fueron enviados a los campos de concentración, donde la mayoría murieron, algunos de ellos víctimas de los maltratos sufridos tras el último partido. Para quien quiera recordar el clímax de la película, o para quien no la haya visto pero no le molesten los spoilers (de finales previsibles), aquí están los últimos minutos del <a href="http://www.youtube.com/watch?v=2SAoMoy08Yw&feature=related">partido</a>.</p><p class="MsoNormal" style="TEXT-ALIGN: justify">Finalmente, antes de terminar éste artículo, no quiero olvidarme de la que probablemente sea la mejor escena relacionada con el fútbol en la historia del cine. Se puede encontrar en “<i>El secreto de sus ojos”, </i>la cinta argentina de dos mil nueve ganadora del Oscar a la mejor película extranjera. Se trata de un plano secuencia de cinco minutos en el que el protagonista encuentra y persigue a un criminal en un estadio de fútbol durante un partido. Así que os dejo hasta el mes que viene con esta demostración de cómo hacer cine: <a href="http://www.youtube.com/watch?v=hffLoBKeHWk">El secreto de sus ojos – Plano secuencia</a>.</p><p><b><span lang="EN-US">Cita del mes: <?xml:namespace prefix = o /><o:p></o:p></span></b></p><p style="LINE-HEIGHT: 12pt"><meta content="text/html; charset=utf-8" equiv="Content-Type"><meta content="Word.Document" name="ProgId"><meta content="Microsoft Word 12" name="Generator"><meta content="Microsoft Word 12" name="Originator"><link href="file:///D:%5CDOCUME%7E1%5Cjolopez%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_filelist.xml" rel="File-List"><link href="file:///D:%5CDOCUME%7E1%5Cjolopez%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_themedata.thmx" rel="themeData"><link href="file:///D:%5CDOCUME%7E1%5Cjolopez%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_colorschememapping.xml" rel="colorSchemeMapping"><style> <!-- /* Font Definitions */ @font-face {font-family:"Cambria Math"; panose-1:2 4 5 3 5 4 6 3 2 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:roman; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:-1610611985 1107304683 0 0 159 0;} @font-face {font-family:Calibri; panose-1:2 15 5 2 2 2 4 3 2 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:swiss; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:-1610611985 1073750139 0 0 159 0;} /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-unhide:no; mso-style-qformat:yes; mso-style-parent:""; margin-top:0cm; margin-right:0cm; margin-bottom:10.0pt; margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri","sans-serif"; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-fareast-font-family:Calibri; mso-fareast-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi; mso-fareast-language:EN-US;} p {mso-style-priority:99; mso-margin-top-alt:auto; margin-right:0cm; mso-margin-bottom-alt:auto; margin-left:0cm; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman","serif"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";} .MsoChpDefault {mso-style-type:export-only; mso-default-props:yes; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-fareast-font-family:Calibri; mso-fareast-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi; mso-fareast-language:EN-US;} .MsoPapDefault {mso-style-type:export-only; margin-bottom:10.0pt; line-height:115%;} @page WordSection1 {size:612.0pt 792.0pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:36.0pt; mso-footer-margin:36.0pt; mso-paper-source:0;} div.WordSection1 {page:WordSection1;} --> </style></p><p style="LINE-HEIGHT: 12pt"><span style="font-size:+0;">[Hablando sobre<i> El Monje</i>]</span>
<br /><i><span style="font-size:+0;">Doc</span>:</i> Al parecer mató a veintitrés personas con sus propias manos.
<br /><i><span lang="EN-US">Danny Meehan</span></i><i><span lang="EN-US">:</span></i><span lang="EN-US"> Tal vez debería aprender karate.
<br /></span><i><span style="font-size:+0;">Doc</span>:</i> Eso ocurrió antes de que empezara con el karate.</p><span lang="EN-US"><o:p></o:p></span><p></p><p style="LINE-HEIGHT: 12pt"><span lang="EN-US">(Mean Machine, 2001)<o:p></o:p></span></p><p><b>Recomendación del mes: </b>Evasión o victoria (John Huston), 1981<b><o:p></o:p></b></p>wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-9222243989266083382010-06-17T13:15:00.008+02:002010-07-19T17:35:56.069+02:00La importancia de un buen comienzo<div style="text-align: justify;"><span style="font-size:85%;"><span style="font-style: italic;">(Nota: La mayoría de los ejemplos mencionados durante el artículo incluyen un hipervínculo al fragmento en cuestión)</span></span>
<br />
<br />Tanto si estás escribiendo una novela, un guión o un artículo… rodando una película, un documental o un reportaje… sabes que el comienzo es fundamental. Durante los primeros minutos, tienes que enganchar a tu lector o a tu espectador y convencerle de que siga contigo hasta el final. En una sociedad en la que nadie es capaz de prestar atención a algo durante más de veinte segundos (la generación del spot ha sustituido a la del videoclip), en la que cambiar de contenido es tan fácil como pulsar un botón en el mando a distancia o en el ratón del ordenador, es muy difícil convencer a alguien para que te regale su tiempo y más aún para que te pague por él. Hablamos de la importancia de la primera impresión, como en la vida misma.
<br />
<br />Cuando el cine nació allá por el año 1895 los directores sabían que no tenían que esforzarse mucho. Cualquier cosa que se moviera en aquella pantalla impresionaría tanto al público que, si no salían corriendo ante la perspectiva de ser atropellados por una locomotora, se quedarían clavados a sus asientos hasta el final de la proyección. Pero claro, toda novedad se convierte tarde o temprano en rutina, y entonces toca esforzarse para no desaparecer.
<br />
<br />Uno de los primeros directores de cine que le vienen a uno a la cabeza cuando piensa en grandes arranques de películas es Orson Welles. Para hablar sobre su genialidad habría que dedicarle un artículo entero, pero para dar a entender su preocupación y cuidado por el comienzo de sus películas basta tanto con observar <a href="http://www.youtube.com/watch?v=LZOzk7T93wE">Ciudadano Kane</a> como <a href="http://www.youtube.com/watch?v=Yg8MqjoFvy4&feature=related">Sed de mal</a>. En ésta es una exhibición de talento técnico lo que, en un plano secuencia de tres minutos y medio, deja a cualquier amante del cine entregado para el resto del metraje. En su obra maestra, sin embargo, no es tanto la técnica (que también) lo que engancha al espectador, sino el guión. La muerte de un personaje en apenas dos minutos y la palabra “Rosebud”, con su misterio, actúan como gancho y leit motiv para el resto de la película. Una manera obvia y genial de mantener al espectador pendiente. Tal vez a día de hoy estos detalles no parezcan gran cosa, pero no olvidemos de que nos referimos a dos películas rodadas en el 57 y en el 42 respectivamente.
<br />
<br />Otro claro ejemplo de cómo despertar la curiosidad de la audiencia, y de nuevo con una muerte de por medio, sería El crepúsculo de los dioses de el gran Billy Wilder. Su protagonista, flotando muerto en una piscina, se dirige directamente al espectador comenzando a narrarle la historia de su vida, y de su. Curiosamente este principio fue un plan B, ya que la idea original de que el difunto William Holden dirigiera estas palabras a otro cadáver mientras ambos yacían en la morgue no fue del gusto de la Paramount.
<br />
<br />Welles y Wilder habían descubierto que matar a un protagonista durante los primeros minutos podía ser una gran idea. Una idea copiada hasta la saciedad durante más de cincuenta años por decenas de directores de todos los pelajes (sin ir más lejos Scorsese en <a href="http://www.youtube.com/watch?v=ZHzh6eghVFo">Casino</a>).
<br />
<br />No obstante, en aquellos tiempos eran unos pocos innovadores y genios los que se molestaban en arrancar sus obras con tanta fuerza. En general, durante las primeras décadas del cine y hasta prácticamente los sesenta, cualquier película comenzaba con unos interminables créditos que hoy en día harían a cualquier espectador cambiar de canal (o parar el reproductor del ordenador). De hecho, ni siquiera se molestaban en que estos créditos despertaran algún interés en el espectador y se limitaban a un montón de nombres sobre fondos planos. Sólo algunos directores como Alfred Hitchcock parecían tomarse la molestia de ofrecer algo un poco más trabajado (basta con ver los créditos iniciales de <a href="http://www.youtube.com/watch?v=rkHn8PNGYaA&feature=player_embedded">Vértigo</a> o <a href="http://www.youtube.com/watch?v=CQw8FR86-ks">Psicosis</a>)
<br />
<br />Ya en los años sesenta, con la televisión comiéndole cada vez más terreno al cine, las películas comenzaron a cambiar. El cine empezaba a ser más dinámico y su competidora le sirvió tanto de motivación como de influencia. Además los años dorados de Hollywood se encaminaban a su fin y los todopoderosos estudios con su starsystem empezaban a dejar espacio a muchas otras producciones más o menos independientes. Las productoras tenían que ganarse a su público y tenían que hacerlo desde el principio.
<br />
<br />¿Un nombre para ejemplificar ese salto cualitativo en los arranques de películas? Está claro: Stanley Kubrick. En el 62, los créditos de <a href="http://www.youtube.com/watch?v=lJCL9yc-R1g&feature=player_embedded">Teléfono rojo</a> en los que un bombardero nuclear repostaba en el aire al ritmo de una canción de amor de los años treinta, tuvo que dejar a más de uno con los ojos como platos. Sus dos siguientes películas no se quedaron atrás. El plano detalle de los adolescentes pies de Sue Lyon mientras le pintan las uñas es toda una declaración de intenciones en <a href="http://www.youtube.com/watch?v=zlUF_hJbUE4">Lolita</a>. Así mismo, <a href="http://www.youtube.com/watch?v=cWnmCu3U09w&feature=player_embedded">2001</a> tiene uno de los comienzos más majestuosos del cine, con el atronador Así habló Zaratustra acompañando al sol emergiendo tras la Tierra en la inmensidad del espacio. Por supuesto Kubrick, del mismo modo que no perdió su genialidad a lo largo de las décadas siguientes, tampoco dejó de prestar atención a los arranques de sus películas. Basta con observar el inquietante arranque de <a href="http://www.youtube.com/watch?v=JoJl9dnSCHY">La naranja mecánica</a>, en el que un zoom de Malcolm McDowell dice más que cualquier línea de guión, o los geniales primeros nueve minutos de <a href="http://www.youtube.com/watch?v=2m_1hglRkPk">La chaqueta metálica</a> con el monólogo del Sargento Hartman y su inolvidable: “En Texas solo hay vacas y maricones, recluta Cowboy, y tú no te pareces mucho a una vaca”.
<br />
<br />Kubrick demostró que la música era definitivamente un factor determinante para construir un buen comienzo de película. Pero no simplemente el hecho de escoger una buena melodía garantiza un buen arranque (al fin y al cabo eso ya lo hacían en los cincuenta con sus créditos extralargos). Tal y como hizo él hay que buscar algo eligiendo esa música: la confusión que proviene del contraste, el gancho al combinarla con un buen montaje o simplemente transportar al espectador en el tiempo. En definitiva, es la combinación de esa música y las imágenes lo que puede despertar la atención del espectador. ¿Y qué es lo que puede llamar la atención en esas imágenes? Bueno, muchas veces es cuestión de técnica cinematográfica, como por ejemplo en <a href="http://www.youtube.com/watch?v=0epB5Z6ijpk">El juego de Hollywood</a>, donde Robert Altman emula al mismísimo Orson Welles con un plano secuencia inicial de nada menos que ocho minutos. Otras veces un buen montaje puede ser suficiente, como en <a href="http://www.youtube.com/watch?v=7vWxU7tclsw&feature=related">Snatch</a>. O simplemente colocar al comienzo de la película la secuencia más espectacular de todo el metraje, como sucede en <a href="http://www.youtube.com/watch?v=gPA6kRuhKks">Salvar al soldado Ryan</a> (obviando los prescindibles primeros tres minutos pre-flashback). En ocasiones también ayuda probar con algo original, como ocurre en el arranque de <a href="http://www.youtube.com/watch?v=hJ4EBA80XOQ&feature=related">El señor de la guerra</a>, que nos presenta la “vida” de una bala en plano subjetivo.
<br />
<br />Claro que no sólo la música y las imágenes pueden hacer destacar el comienzo de una película. Como sucederá durante el resto del metraje el guión puede, por no decir debe, ser fundamental. Son muchos los ejemplos, como <a href="http://www.youtube.com/watch?v=koP4O6QAzx4">Trainspotting</a>, <a href="http://www.youtube.com/watch?v=CTG4q0j5sQc">Gracias por fumar</a> o <a href="http://www.youtube.com/watch?v=hAWDEsgMahQ">Magnolia</a> (cuya segunda escena es también toda una demostración de cómo hacer una presentación de personajes). Claro que si hablamos de la importancia del guión en el comienzo de las películas hay que hablar de dos nombres propios, dos directores que no dudan en arrancar varias de sus películas con extensos diálogos o monólogos, convencidos de que sus líneas tienen tanta calidad, tanta fuerza, que por sí mismos se bastan para meterse a los espectadores en el bolsillo. Hablo de Woody Allen y Quentin Tarantino, cuyos mejores arranques son probablemente los de <a href="http://www.youtube.com/watch?v=rrxlfvI17oY">Annie Hall</a> y <a href="http://www.youtube.com/watch?v=GyR4RK0LA_E&feature=related">Reservoir Dogs</a> (todo un icono del cine contemporáneo), sin olvidar <a href="http://www.youtube.com/watch?v=RMhI78yt0tw&feature=related">Pulp Fiction</a> o <a href="http://www.youtube.com/watch?v=0o6QKpNK9Cc">Manhattan</a>.
<br />
<br />Y como un buen comienzo no debe alargarse demasiado, porque se arriesga a espantar a la audiencia si no es lo suficientemente bueno, mencionaré tan sólo un par de ejemplos más antes de poner fin a este texto. ¿Y cuál es criterio para esta última elección? Pues básicamente dejar algo de espacio para las producciones no norteamericanas. Que nadie piense que Hollywwod tiene la exclusiva de los buenos arranques, y si no basta con ver los primeros minutos de <a href="http://www.youtube.com/watch?v=4vvB3DBeTu4">Amélie</a> y <a href="http://www.youtube.com/watch?v=RoNATPsOsZk&feature=related">Ciudad de Dios</a>.
<br />
<br /><span style="font-size:100%;"><span style="font-family:arial;"><span style="font-weight: bold;">Cita del mes:</span> <span style="font-style: italic;">"Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor jodidamente grande. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige buena salud, colesterol bajo y seguro dental. Elige hipoteca a interés fijo. Elige un piso franco. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elige bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver tele-concursos que emboban la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida... ¿pero por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida: elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?"</span> </span><em style="font-family:arial;"><span style="font-style: normal;font-size:11;" lang="EN-US">(Mark Renton, Trainspotting, 1996)</span></em></span>
<br /><span style="font-size:100%;"><em style="font-family:arial;"><span style="font-style: normal;font-size:11;" lang="EN-US"></span></em></span>
<br /><span style="font-size:100%;"><em style="font-family:arial;"><span style="font-style: normal;font-size:11;" lang="EN-US"><span style="font-weight: bold;">Recomendación del mes:</span> Ciudadano Kane (Orson Welles), 1942</span></em></span><meta equiv="Content-Type" content="text/html; charset=utf-8"><meta name="ProgId" content="Word.Document"><meta name="Generator" content="Microsoft Word 12"><meta name="Originator" content="Microsoft Word 12"><link rel="File-List" href="file:///D:%5CDOCUME%7E1%5Cjolopez%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_filelist.xml"><link rel="themeData" href="file:///D:%5CDOCUME%7E1%5Cjolopez%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_themedata.thmx"><link rel="colorSchemeMapping" href="file:///D:%5CDOCUME%7E1%5Cjolopez%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_colorschememapping.xml"><!--[if gte mso 9]><xml> <w:worddocument> <w:view>Normal</w:View> <w:zoom>0</w:Zoom> <w:trackmoves/> <w:trackformatting/> 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En resumen, utilizaré este artículo semanal para intentar compartir con quién esté interesado mi amor por el cine. De ahí el título de la sección. Bueno, de ahí y de la clara referencia que supone. ¿Referencia a qué? Bueno, no te lo voy a decir. Si te vas a interesar por estos artículos deberías saberlo o intentar averiguarlo por ti mismo.<br /><br /> Como lógicamente tengo un límite de longitud que se me queda muy cortito la versión española de los artículos que publicaré aquí no se ajustara necesariamente a la versión inglesa que finalmente se utilizará. Vamos, que como soy un pesado aquí pondré la versión extendida de los mismos, siempre y cuando el tema me motive lo suficiente como para extenderme más.wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-41639853866994808552010-03-29T12:08:00.002+02:002010-03-29T12:10:37.146+02:00Varsovia - Moscú (VI/Fin)Lo primero que hizo Arseniy cuando vio aparecer en el horizonte nevado la inmensa sombra gris que era Moscú, fue consultar el reloj de bolsillo, como había hecho en cada una de las paradas del viaje. El tren, por increíble que pudiera parecer, había sido capaz de recorrer los más de mil kilómetros de tierras, bosques y montes helados en treinta y tres horas y cincuenta y siete minutos. <br /><br />Había pasado la última hora en los aseos del tren. La verdad es que no era el cuarto de baño de su residencia de estudiantes, pero le pareció un lujo comparado con lo que tenía en el frente. Se había cambiado la camisa y los calcetines. Se había afeitado con la navaja evitando hacerse un solo corte. Se había peinado con agua y ahora tenía en la boca dos de las pastillas de menta que había comprado en la estación de Minsk. Tal vez no tuviera tan buen aspecto como cuando iba a recoger a Jekaterina a la puerta de la facultad pero, qué demonios, venía de la guerra.<br /><br />Antes de que el tren parara Arseniy ya se encontraba de pie junto a la puerta de su vagón con el macuto a la espalda. Estaba nervioso, pero no quería parecerlo. Eso se lo dejaba a ella. Por lo que pudo ver a través de la estrecha ventanilla en el andén no había demasiada gente. Lo prefería así. Encontrar a Jekaterina sería más fácil. No podían permitirse perder ni un minuto buscándose.<br /><br />En cuanto la puerta se abrió Arseniy bajó de un salto. Inspiró con fuerza el gélido aire moscovita y miró a su alrededor. Buscó el gorro morado de Jekaterina entre la gente. Se lo había regalado en su último cumpleaños y estaba seguro de que lo llevaría puesto. No había mucha gente, pero aún así no podía verla. Hacia el extremo derecho del andén apenas quedaban unos quince metros. Podía ver perfectamente que allí no estaba, así que se dirigió hacia la izquierda, casi corriendo entre las parejas abrazadas. <br /><br />Cuando llegó al otro extremo del andén comenzó a deshacer sus pasos. Claro, Jekaterina habría estado esperando en el interior de la estación para evitar el frío. Al salir se habrían cruzado y ahora estaría buscándole. Volvió hasta el centro del andén, a la altura de la puerta de entrada y subió un par de escalones del vagón para poder ver mejor. Apenas quedaba gente ahí fuera y el no veía el gorro morado, el cabello rubio ni los ojos grandes y brillantes. No veía los labios que él había venido a besar. No estaban ahí. No le estaba esperando.<br /><br />Se habrá retrasado, pensó. Habrá tenido algún problema y no habrá podido llegar a tiempo. Se lo estuvo repitiendo una y otra vez a sí mismo mientras esperaba de pie en el peldaño, con el macuto en la mano derecha y el reloj de bolsillo en la izquierda. Se lo dijo a sí mismo una y otra vez durante los siguientes minutos. Aparecerá en cualquier momento. Vendrá corriendo, sofocada y me pedirá perdón mil veces. Y a mí me dará igual verla tan sólo durante quince minutos. Porque podré verla. Podré besarla y podré decirle que la quiero. Y se lo repitió una y otra vez aunque sabía que no era cierto. Ella no se retrasaría. Ella nunca llegaría tarde en una situación como ésa. Ella no iba a venir. <br /><br />A las cinco menos diez de la tarde de aquél veintitrés de enero de mil novecientos cuarenta y cinco, mientras los nuevos pasajeros con destino Viazma, o Minsk o Varsovia le empujaban al entrar en el vagón, Arseniy Sozinov, soldado ruso de veinte años de edad, dejó caer su reloj a las vías y supo que jamás le volvería a importar el tiempo.wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-14574104512579588902010-03-25T19:34:00.003+01:002010-03-25T19:36:09.381+01:00Varsovia - Moscú (V)El tren se detuvo en la estación de Viazma. Era la última parada del viaje antes de llegar a Moscú. Esta vez Arseniy no se movió. Prefirió quedarse en su compartimento, con las piernas recogidas y la frente apoyada en el cristal helado. <br /><br />Mujeres y niños recibían con risas y abrazos a los hombres que bajaban de los cinco vagones. Era injusto. No reconocía ninguna de sus caras. Al contrario que él estaban bien afeitados y no tenían ojeras. ¿Por qué ellos tenía derecho a ver a sus familias, a sus mujeres, después de tan sólo unos cientos de kilómetros de viaje? ¿Por qué podían tomarlas del brazo y caminar con calma hacia la salida de la estación? Ellos pasarían esa noche juntos en una cama. Él estaría en ese mismo vagón. Volviendo a Polonia. <br /><br /> Pensó en Jekaterina. En su pelo rubio y largo. En sus ojos grandes, redondos y brillantes. Pensó en cómo sonreiría al verle bajar al andén y correría hacia él, incapaz de comportarse como una señorita. No era justo, pero para ella tampoco lo era. No podía dejarse llevar por la frustración, por la tristeza y la rabia y estropear la única hora que tendrían para resarcir seis meses. En esos sesenta minutos tendría que condensar todo lo que le gustaría haber hecho con ella durante medio año. Ya no podrían recuperar ese tiempo robado. No podrían compensar las veces que dejaron de ir a una cafetería o acudir al teatro. De pasear por el parque o besarse por la noche en un portal. ¿Cómo imaginar cuántos libros había dejado de leer y recomendarle en ese tiempo? ¿Qué anécdotas resultarían ahora extrañas en lugar de comunes? ¿Cuántas conversaciones que hubieran tenido no tendrían ya jamás? Una hora no podía ser suficiente para recuperar todo lo perdido, pero tendría que serlo para demostrar que toda esa pérdida, que toda esa espera y ese vacío habían valido la pena. Tal vez tardaran otros seis meses en verse. Tal vez no volvieran a verse nunca. Pero Arseniy tenía una cosa clara. Cuando él se despidiera para volver a subir al tren, Jekaterina debía sentir que tenía sentido esperar ciento ochenta días más. Aunque fuera para una hora. Aunque fuera para nada. En sesenta minutos Arseniy tenía que demostrarle que era la mujer más querida del mundo, y que nada, nadie, ni la guerra ni la muerte cambiarían eso.<br /><br /> Arseniy lloraba cuando el tren abandonó lentamente el andén<br /><br /> ***wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-48374366521165234632010-03-24T13:05:00.001+01:002010-03-24T13:06:59.596+01:00Varsovia - Moscú (IV)Tal vez en otras circunstancias un viaje en tren de treinta horas habría agotado a Arseniy. Pero ese mes de febrero de mil novecientos cuarenta y cinco el joven soldado ni siquiera pensaba en ello. Ese viaje en realidad no existía como tal, no era más que un trámite a dónde él estaba en realidad desde que recibiera la notificación dos días atrás. Dos días. Ese era el tiempo que había transcurrido desde entonces, pero a Arseniy le parecían años. Sus camaradas. El ruido de las bombas y los disparos. Las noches al raso detrás de un muro sin poder siquiera encender un fuego. Todo eso le parecía a Arseniy parte de otra vida que iba dejando atrás mientras veía pasar por la ventanilla cientos de kilómetros de bosques nevados interrumpidos muy de vez en cuando por pequeños pueblos y ciudades destruidas. Minsk, Orsha, Smolensk…<br /><br /> Arseniy veía subir y bajar gente del tren en cada estación. Se preguntaba si en otros compartimentos quedaría algún otro de los soldados que empezaron viaje Varsovia. Seguramente no. Ni siquiera el revisor que le preguntaba nombre y apellido en cada parada seguía siendo el mismo. Habían pasado veintiséis horas. Si sus cálculos eran correctos debían de estar a punto de alcanzar los mil kilómetros recorridos. Eso significaba que Moscú y Jekaterina se encontraban a tan sólo trescientos kilómetros. <br /><br /> Trescientos kilómetros. No pudo evitar pensar en lo que hubieran sido esos tres días de permiso de haber estado luchando a trescientos kilómetros de casa. Podría haber pasado dos días con Jekaterina. Cuarenta y ocho horas. Eso era casi una vida. Hubieran tenido tiempo incluso para dejar de mirarse, porque sabrían que después de cada hora llegaría otra en la que estarían juntos. Podrían pensar en lo que estuvieran haciendo, en lugar de en lo que no podrían hacer. Sí, podrían disfrutar de su encuentro, en lugar de vivir su separación.<br /><br /> ***wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-74255220549633782142010-03-23T17:00:00.002+01:002010-03-23T17:02:52.846+01:00Varsovia - Moscú (III)A la mañana siguiente el tren comenzó a andar a su hora exacta. Una buena señal. Arseniy se había encerrado en un compartimento en el que poder estar solo. No había mucha más gente en el tren. Unos cuantos soldados y muy pocos civiles. No quería hablar con nadie. Acababan de comenzar sus setenta y dos horas de permiso y eran para él y Jekaterina. Tal vez sólo les permitieran pasar una hora juntos, pero él iba a dedicarle cada uno de los minutos de esos tres días.<br /><br /> <span style="font-style:italic;">Querida Jekaterina. Por fin permiso. Pronto estaré Moscú. Martes 23 enero 4pm. Estación Belorussky. Tuyo Arseniy.</span><br /><br /> Esas eran las palabras que había incluido en el telegrama. ¿Había hecho bien? ¿Cuándo se lo iba a decir? No quería pasar esa hora con una mujer enfadada y triste, con una mujer llorando y gritando sin cesar. Al menos ahora le recibiría con lágrimas de alegría. ¿Pero, por cuánto tiempo? Había que retrasar el momento lo más posible y decírselo cuando ya fuera inevitable. No estaba siendo un cobarde. Era lo mejor. Estaba seguro. A ratos.<br /><br /> Sin darse cuenta empezó a quedarse dormido. Las dos noches anteriores casi no había descansado, pero ahora ya estaba en el tren. Todas las decisiones estaban tomadas y sólo le quedaba esperar. Esperar a que esa inmensa máquina recorriera los mil doscientos sesenta y seis kilómetros que le separaban del beso y el abrazo que llevaba imaginando seis meses.<br /><br /> Un golpe despertó a Arseniy. El tren estaba parando. Con la manga de la chaqueta dibujó un círculo a través del que poder observar en la ventanilla empañada. Casas de piedra medio derruidas comenzaban a aparecer entre los árboles. Pronto las construcciones aisladas pasaron a formar una ciudad. Arseniy consultó la hora en su reloj de bolsillo. Eran las doce y veintiún minutos. El tren realizaba su primera parada, en la estación de Brest, a la hora prevista. Volvía a encontrarse en suelo soviético y, para su tranquilidad, esa mole de metal y madera había conseguido atravesar media Polonia sobre la nieve y el hielo sin retraso alguno. Mientras se abrochaba las botas para bajar al andén y estirar las piernas no pudo contener una sonrisa y recordó la última conversación que había tenido antes de abandonar Varsovia. El destino había querido que Zukov le viera paseando nervioso por la estación de tren. <br /><br /> —¿Que qué pasa si hay un retraso? ¿Tú qué crees chico? ¿Que puedes volver un día más tarde al frente? Esto no es una excursión de la escuela muchacho. Si a mitad de viaje ves que las horas no encajan, tendrás que bajarte en la siguiente parada y tomar el primer tren de vuelta hacia Varsovia.<br /><br /> —¿Volver? ¿A mitad de viaje?<br /><br /> —Bueno, tampoco tienes porqué tirar a la basura tus días libres. Con un poco de suerte podrías quedarte en Minsk bastantes horas. Tal vez un día entero. Muchos de los que suban a tu tren lo harán para eso. Yo mismo me lo pensaría si no tuviera unos parientes en Kiev.<br /><br /> Se alegraba de haber pasado ese primer tramo dormido. Todo iba bien, y si lo pero se había superado podía permitirse ser optimista. En el fondo sabía que nada malo podía ocurrir. Sabía que el martes a las cuatro de la tarde tendría a Jekaterina entre sus brazos y nada ni nadie podía evitarlo.<br /><br />***wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-24591131772355422152010-03-16T12:04:00.003+01:002010-03-16T12:07:18.593+01:00Varsovia - Moscú (II)Arseniy no contaba con un detalle cuando por la mañana se dirigió al centro de información. Mientras pensaba en las palabras que incluiría en el telegrama hizo cola en un gigantesco vestíbulo blanco. El mármol parecía una extensión de la nieve, y el frío se colaba por un boquete de la pared. Cuando llegó su turno un soldado con aspecto de oficinista le mandó al piso de arriba, donde otra cola le hizo preguntarse si tendría tiempo de enviar el telegrama antes de que sus compañeros terminaran el desayuno. Perderse el café no era una buena opción. <br /><br /> Sacó una vez más la manoseada notificación del bolsillo de su abrigo. Se sabía las palabras de memoria, pero le aterraba cometer algún error.<br /><br /> —Hola muchacho <br /><br /> El hombre que le precedía en la cola le sacó de sus pensamientos. A Arseniy no le apetecía hablar, pero cinco minutos después ya sabía que ese hombre se apellidaba Zukov. Llevaba más de dos años en el frente. Había nacido, crecido y luchado en Stalingrado y se disponía a disfrutar de su cuarto permiso. No era de los que necesita mucho para mantener una conversación y Arseniy terminó por dejarse llevar.<br /><br /> —¿Y va usted a viajar a Stalingrado?<br /><br /> —Chico, ¿tú no eres muy listo no? Aunque me quedara alguien allí, tres días no serían suficientes.<br /><br /> —¿Por qué no? Son setenta y dos horas. Yo voy a Moscú. Mi novia está allí. Tendremos casi medio día para estar juntos.<br /><br /> —¿Setenta y dos horas? Veo que el frío no te ha espabilado y los muertos no han podido con tu romanticismo. - Zukov le dio unas palmaditas en el hombro.- Chico, ¿se te ha ocurrido pensar en los horarios de los trenes? ¿O crees que te van a poner uno a ti solito para ir a tomar café con pastas con tu novia?<br /><br /> El horario de los trenes. ¿Cómo no lo había pensado? Después de pasar la noche en vela haciendo cálculos y planes, no se le había ocurrido pensar en ese detalle que ahora podía arruinar todos sus planes.<br /><br /> Arseniy salió cabizbajo de la gran sala en la que tres hombres grises ayudaban a los soldados a organizar sus desplazamientos. La información había sido clara y concisa. La ruta Varsovia-Moscú estaba cubierta por un tren diario. Contando las paradas y algún posible retraso el trayecto solía rondar el día y medio. Treinta y cuatro horas, sobre el papel. El tren partía de Varsovia todos los días a las seis de la mañana. Llegaba a Moscú a las cuatro de la tarde del día siguiente y era esa misma máquina la que, una hora más tarde, emprendía el trayecto de vuelta hacia Polonia. Arseniy habría querido preguntar, discutir. Habría querido gritar y zarandear a ese tipo. Pero sabía que nada cambiaría.<br /><br /> ¿Qué iba a decirle a Jekaterina? ¿Cómo iba a explicarle que después de seis meses sin verse, después de ciento ochenta días durante los que la imaginaba preguntándose por su vida, apenas tendrían una hora para estar juntos? No podía hacer eso. No había palabras para describir la rabia que sentía, la impotencia. Y no quería que ella se sintiera igual, así que tomó una decisión de la que se fue convenciendo camino a la sala de telégrafos.<br /><br /> El resto del día fue tranquilo. Después de reincorporarse a su destacamento, se dedicó a lo mismo que llevaba haciendo dos días: recorrer interminables calles blancas y examinar edificios medio derruidos en busca de nazis rezagados o escondidos. Y mientras entraba y salía de esas ruinas rellenas de cadáveres helados, no dejaba de preguntarse la mejor manera de aprovechar los sesenta minutos que tendría con Jekaterina. Era imposible imaginar qué hacer en tan poco tiempo. Por suerte o por desgracia tendía por delante treinta y cuatro horas de viaje para pensar en ello. <br /><br /> ***wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-25289111276017839882010-03-15T12:24:00.002+01:002010-03-15T12:26:56.217+01:00Varsovia - Moscú (I)<meta equiv="Content-Type" content="text/html; charset=utf-8"><meta name="ProgId" content="Word.Document"><meta name="Generator" content="Microsoft Word 12"><meta name="Originator" content="Microsoft Word 12"><link rel="File-List" href="file:///D:%5CDOCUME%7E1%5Cjolopez%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_filelist.xml"><link rel="themeData" href="file:///D:%5CDOCUME%7E1%5Cjolopez%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_themedata.thmx"><link rel="colorSchemeMapping" href="file:///D:%5CDOCUME%7E1%5Cjolopez%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_colorschememapping.xml"><!--[if gte mso 9]><xml> <w:worddocument> 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<br /></span></p><p class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;"><span style="line-height: 115%;font-family:";font-size:10;" >Cuando Arseniy recibió aquella cuartilla mecanografiada con el sello del alto mando la nieve cubría las calles de Varsovia hasta muy por encima de los tobillos. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;"><span style="line-height: 115%;font-family:";font-size:10;" >A Arseniy no le gustaba el vodka. Eso no significaba que no lo bebiera. Simplemente prefería no unirse a los grupos de camaradas que pasaban las horas muertas consumiéndolo compulsivamente. Como casi todas las noches estaba solo, sentado junto a un pequeño fuego a unos metros de sus compañeros. Cuando empezó a oír los gritos y las risas de algunos de ellos, se acercó y vio al oficial Krupko de pie junto a ellos. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left: 36pt; text-indent: 1cm;"><span style="line-height: 115%;font-family:";font-size:10;" >Sozinov – Fue todo lo que dijo mientras extendía hacia él su mano derecha entregándole el papel –. <span style=""> </span>Enhorabuena.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;"><span style="line-height: 115%;font-family:";font-size:10;" >Consultó la fecha en el encabezamiento de la carta. Si ese día era veinte significaba que el diecisiete de enero de mil novecientos cuarenta y cinco, apenas setenta y dos horas antes, pasaría a la Historia como el día en que él, rodeado de cientos de camaradas, había liberado Varsovia de la plaga nazi que ahora se replegaba hacia la frontera Oeste de Polonia. Formar parte de la Historia era una de las razones que habían impulsado a un estudiante de literatura de veinte años a seguir ciegamente las órdenes de sus superiores y vivir en un<span style=""> </span>ciclo continuo que incluía tan sólo cuatro acciones: avanzar, matar, comer y dormir. A las pocas semanas, esa vocación había sido sustituida por el simple impulso de la supervivencia.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;"><span style="line-height: 115%;font-family:";font-size:10;" >Mientras veía alejarse al oficial algunos de los muchachos le dieron palmadas en la espalda brindando con sus vasos de latón. Al parecer no era el único que había recibido esa notificación. <span style=""> </span>Volkov y Permin también las tenían en la mano mientras se dejaban llevar por la alegría general. No tuvo que pasar del encabezamiento para entender que tenía entre manos la notificación de su primer permiso desde que partiera de Moscú. Sin querer celebrarlo con esos compañeros a los que podía confiar su vida pero no sus pensamientos volvió junto a la pequeña hoguera.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;"><span style="line-height: 115%;font-family:";font-size:10;" >Leyó una y otra vez el papel:<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;"><i style=""><span style="line-height: 115%;font-family:";font-size:10;" >Estimado camarada Sozinov, como recompensa a su inconmensurable entrega hacia nuestra patria durante los últimos seis meses, nos enorgullece comunicarle que el próximo veintidós de enero de 1945 dispondrá usted de tres días de permiso, teniendo que reincorporarse al frente el día veinticinco de enero de 1945.<o:p></o:p></span></i></p> <p class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;"><span style="line-height: 115%;font-family:";font-size:10;" >Las primeras dos veces Arseniy no pudo evitar una sonrisa de orgullo. Incluso de felicidad. Fue sólo al leer el comunicado por tercera vez, cuando reparó en lo que esa carta significaba. Llevaba semanas esperándola, pero… ¿tres días? ¿Después de seis meses matando del amanecer al anochecer, aquéllos que conseguían sobrevivir recibían tres días libres? Además, se encontraba a más de mil kilómetros de casa. ¿Qué se suponía que tenía que hacer con setenta y dos horas de libertad?<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;"><span style="line-height: 115%;font-family:";font-size:10;" >Pensó que tal vez habría algún error. Al fin y al cabo las dos fechas estaban escritas a mano, al contrario que el resto de la nota mecanografiada y al igual que su apellido. Puede que todo fuera una absurda equivocación, así que volvió a levantarse y se acercó a sus camaradas. Algunos dormían ya sobre sus mantas, medio destapados a pesar de las temperaturas bajo cero.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;"><span style="line-height: 115%;font-family:";font-size:10;" >Media hora más tarde Arseniy paseaba sobre la nieve, entre los escombros y los cadáveres. Necesitaba pensar y no podía hacerlo rodeado de ronquidos, risas y gemidos. Los borrachos y los heridos no eran la mejor compañía para la reflexión. Y tenía mucho en lo que pensar.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;"><span style="line-height: 115%;font-family:";font-size:10;" >Al contrario de lo que esperaba sus compañeros le habían confirmado que la notificación era correcta. ¿Qué esperaba?<span style=""> </span>¿Un mes de vacaciones como cuando era estudiante? Podía sentirse afortunado de poder alejarse del frente durante unos pocos días. Por lo menos sabía que en esos días no le matarían. Sólo tenía que retroceder unos cuantos kilómetros hacía la frontera con Rusia y quedarse en algún<span style=""> </span>pueblo pequeño, donde por unas pocas monedas podría comer bien y dormir caliente y acompañado.<span style=""> </span>¿Volver a Moscú? ¿En qué estaba pensado? Estaban demasiado lejos. A mil doscientos sesenta y seis kilómetros, como se permitió apuntar Talesnik en uno de sus habituales ataques de inútil erudición. El tren tardaría por lo menos unas treinta horas. Eso sin contar con los retrasos que pudiera sufrir intentando cruzar el este de Europa en mitad de la guerra.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;"><span style="line-height: 115%;font-family:";font-size:10;" >Arseniy no podía dejar de repetir esas cifras en su cabeza. Tres días. Setenta y dos horas. Treinta horas. Sesenta horas. Apenas tendría doce para estar en Moscú, para ver a Jekaterina. Para abrazarla, para besarla… para hablar con ella y mirarle a los ojos. Era poco, pero al menos podría pasar una tarde con ella, o una mañana. Quién sabe, tal vez una noche. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;"><span style="line-height: 115%;font-family:";font-size:10;" >Por la mañana organizaría todo lo relacionado con el viaje y después acudiría<span style=""> </span>al puesto del telégrafo para enviarle el mensaje. <span style=""> </span><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-indent: 1cm;"><span style="line-height: 115%;font-family:";font-size:10;" >No tenía ni idea de dónde se encontraba cuando volvió a la realidad. Todo estaba oscuro. Hasta la nieve parecía negra. Tardó un buen rato en encontrar a una pareja de soldados de guardia que le indicaron cómo volver a la zona en la que su regimiento apuraba las últimas horas de sueño antes de otro mal día.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 1cm;" align="center"><span style="line-height: 115%;font-family:";font-size:10;" >***<o:p></o:p></span></p> wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-84869642884282531122010-01-08T14:54:00.001+01:002010-01-08T14:56:05.072+01:00Clasificación literaria de mi 2009<table style="border-collapse: collapse; width: 409px; height: 1010px;" border="0" cellpadding="0" cellspacing="0"><col style="width: 275pt;" width="366"> <tbody><tr style="height: 15.75pt;" height="21"> <td class="xl64" style="height: 15.75pt; width: 275pt;" width="366" height="21"><span style="font-weight: bold;">9 - Muy Bueno</span> <span style="font-style: italic;">(Imprescindible)</span></td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">El Padrino (Mario Puzo)<br /><br /></td> </tr> <tr style="height: 15.75pt;" height="21"> <td class="xl64" style="height: 15.75pt;" height="21"><span style="font-weight: bold;">8 - Notable</span> <span style="font-style: italic;">(Muy recomendable)</span></td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Sefarad (Antonio Muñoz Molina)<br /><br /></td> </tr> <tr style="height: 15.75pt;" height="21"> <td class="xl64" style="height: 15.75pt;" height="21"><span style="font-weight: bold;">7 - Buena</span> <span style="font-style: italic;">(Vale la pena leerlo)</span></td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">¡Muy bien, Jeeves! (P. G. Wodehouse)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">El Extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (R.L.Stevenson)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Alicia en el país de las maravillas (Lewis Carrol)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Maus (Art Spiegelman)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">El hombre sentimental (Javier Marías)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Siete casas en Francia (Bernardo Atxaga)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Aquella mitad de mi tiempo (Javier Marías)</td> </tr> <tr style="height: 15.75pt;" height="21"> <td class="xl64" style="height: 15.75pt;" height="21"><br /><span style="font-weight: bold;">6 - Interesante</span> <span style="font-style: italic;">(Para pasar el rato)</span></td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Cartas a Mílena (Franz Kafka)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Alicia a través del espejo (Lewis Carrol)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Las tribulaciones de Wilt (Tom Sharpe)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Ánimo, Wilt (Tom Sharpe)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Wilt (Tom Sharpe)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Guia de supervivencia zombi (Max Brooks)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Volverás a región (Juan Benet)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Las palmeras salvajes (William Faulkner)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Gomorra (Roberto Saviano)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Los objetos nos llaman (Juan José Millás)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Cuentos (Julio Cortázar)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Fábulas: Hijos del Imperio (Bill Willingham)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Fábulas: Lobos (Bill Willingham)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Fábulas: Las 1001 noches y sus días. (Bill Willingham)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Fábulas: Tierras natales (Bill Willingham)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Fábulas: Las crueles estaciones (Bill Willingham)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Fábulas: Una historia de amor (Bill Willingham)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Fábulas: La marcha de los soldados de madera (Bill Willingham)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Fábulas: Rebelión en la granja (Bill Willingham)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Fábulas: Leyendas en el exilio (Bill Willingham)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Odio Vol.3 (Peter Bagge)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Odio Vol.2 (Peter Bagge)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Odio Vol.1 (Peter Bagge)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Odio Vol.0 (Peter Bagge)<br /><br /></td> </tr> <tr style="height: 15.75pt;" height="21"> <td class="xl64" style="height: 15.75pt;" height="21"><span style="font-weight: bold;">5 - Pasable</span> <span style="font-style: italic;">(Si no hay otra cosa)</span></td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Fausto (Goethe)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Wilt no se aclara (Tom Sharpe)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">¡Ánimo Wilt! (Tom Sharpe)</td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Un hombre en la oscuridad (Paul Auster)<br /><br /></td> </tr> <tr style="height: 15.75pt;" height="21"> <td class="xl64" style="height: 15.75pt;" height="21"><span style="font-weight: bold;">4 - Flojo</span><span style="font-style: italic;"> (Mejor no leerlo)</span></td> </tr> <tr style="height: 15pt;" height="20"> <td class="xl63" style="height: 15pt;" height="20">Gorazde (Joe Sacco)</td> </tr> </tbody></table>wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-32571994568708681312010-01-08T14:38:00.003+01:002010-01-08T14:42:27.113+01:00Clasificación cinematográfica de mi 2009<span style="font-weight: bold;">9 - Muy Buena </span><span style="font-style: italic;">(Imprescindible)</span><br />Up<br /><br /><span style="font-weight: bold;">8 - Notable </span><span style="font-style: italic;">(Muy recomendable)</span><br />Avatar<br />El secreto de sus ojos<br />Vals con Bashir<br />Promesas del Este<br />Valkiria<br />Malditos bastardos<br /><br /><span style="font-weight: bold;">7 - Buena</span> <span style="font-style: italic;">(Vale la pena verla)</span><br />La ola<br />Días de vino y rosas<br />Antes que el diablo sepa que has muerto<br />Si la cosa funciona<br />Distrito 9<br />Caramel<br />Anatomía de un asesinato<br />Pat Garrett y Billy The Kid<br />Grupo salvaje<br />Seda<br />Gran Torino<br />Pozos de ambición<br />RocknRolla<br />Qué ocurrió entre tu padre y mi madre<br />Resistencia<br /><br /><span style="font-weight: bold;">6 - Interesante</span> <span style="font-style: italic;">(Para pasar el rato)</span><br />Un funeral de muerte<br />Escondidos en Brujas<br />Pollo al vinagre<br />Las crónicas de Narnia: El Príncipe Caspian<br />Gomorra<br />Terminator Salvation<br />Más extraño que la ficción<br />Berlín occidente<br />Viaje a Darjeeling<br />Noche en el museo 2<br />Darwin Awards: muertes de risa<br />El asesintato de Richard Nixon<br />Juno<br />Planet terror<br />Inspecteur Lavardin<br />Tropic Thunder<br /><br /><span style="font-weight: bold;">5 - Pasable </span><span style="font-style: italic;">(Si no hay otra cosa que hacer...)</span><br />La niebla<br />Bee movie<br />Monstruoso<br />Kill Bill: Volumen 2<br />Pathfinder<br />Arrebato<br />Matrimonio compulstivo<br />Y entonces llegó ella<br /><br /><span style="font-weight: bold;">4 - Floja</span> <span style="font-style: italic;">(Mejor no verla)</span><br />2012<br />Un papá genial<br />¿Hacemos una porno?<br />Alien vs Predator 2<br /><br /><span style="font-weight: bold;">3 - Mala </span><span style="font-style: italic;">(Muy prescindible)</span><br />Halloween, el origen<br /><span style="font-weight: bold;"><br />2 - Muy Mala</span> <span style="font-style: italic;">(Ofensiva)</span><br />El retorno de los malditoswishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-72084143686388824342009-12-30T02:18:00.002+01:002009-12-30T02:21:28.155+01:00A Roberto Orlino le gustaba mirar (IX)Cuando se despertó Roberto tenía la impresión de que habían transcurrido días desde la última vez que sus ojos habían estado abiertos. Tenía la boca pastosa y el cuello le dolía tanto como los días en que pasaba demasiadas horas observando desde la cocina a la joven pareja con la que compartía planta y patio interior. Aún sentado en una pequeña banqueta tenía que inclinarse bastante para poder observar por la rendija que quedaba entre el alfeizar de la ventana y la persiana casi bajada. Pero era el espectáculo más íntimo y cercano que podía presenciar. Lástima que la cocina no diera en general demasiado juego.<br /><br />Mientras hacía un gran esfuerzo para incorporarse, siguió pensando en Sandra y Héctor. Eran buenos chicos. En casi dos años compartiendo tabique nunca le habían causado ningún problema, y siempre eran muy amables cuando coincidían esperando el ascensor. Él más serio y silencioso. Ella casi siempre jovial y dispuesta a mantener una entusiasta y breve conversación sobre el tema más irrelevante. Un entusiasmo que parecía conservar en otras facetas de su vida y en las que él también parecía silencioso, por lo que Roberto podía deducir gracias a la baja calidad del muro que separaba sus dormitorios.<br /><br />Una voz femenina, casi un susurro, devolvió a Roberto a su apartamento, sacándole de los recuerdos de su antiguo dormitorio, parte de una vida que parecía ya más sueño que realidad. Roberto, ya en pie y apoyado en la pared, aguzó el oído para intentar captar de nuevo la voz. Cuando ya pensaba que no había sido más que su imaginación una palabra volvió a sonar en la habitación. “Roberto”. Sí, ésta vez estaba seguro. Una mujer, como desde muy lejos, le llamaba. Se giró hacia la derecha, de donde parecía provenir. Y una tercera vez volvió a escucharlo. “Roberto” Era como si aquella cara deforme, esa especie de espectro con pinta de extraterrestre, dijera su nombre con voz de mujer desde lo más profundo de esa boca anormalmente abierta. ¿Pero por qué podía ver ese rostro una vez más? La habitación estaba completamente a oscuras. Hacía días que no había tenido que enfrentarse a la agobiante obra de Munch, casi desde que lo descolgara para dejarlo permanentemente en el suelo, como los otros. Pero… había luz. Sí, ya no era oscuridad total. Algo de luz se filtraba en la estancia a través del agujero que se encontraba sobre el cuadro. Entonces, una vez más, su nombre llegó a sus oídos. Sólo que esta vez con mucha más fuerza que las anteriores. La suficiente como para que Roberto entendiera que alguien le estaba llamando desde el otro lado del muro.wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-26168201872341184912009-12-27T20:16:00.004+01:002010-01-04T00:23:29.252+01:00A Roberto Orlino le gustaba mirar (VIII)<meta name="ProgId" content="Word.Document"><meta name="Generator" content="Microsoft Word 11"><meta name="Originator" content="Microsoft Word 11"><link rel="File-List" href="file:///D:%5CDOCUME%7E1%5Cjolopez%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtml1%5C01%5Cclip_filelist.xml"><!--[if gte mso 9]><xml> <w:worddocument> <w:view>Normal</w:View> <w:zoom>0</w:Zoom> <w:hyphenationzone>21</w:HyphenationZone> <w:punctuationkerning/> <w:validateagainstschemas/> <w:saveifxmlinvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid> <w:ignoremixedcontent>false</w:IgnoreMixedContent> <w:alwaysshowplaceholdertext>false</w:AlwaysShowPlaceholderText> <w:compatibility> <w:breakwrappedtables/> <w:snaptogridincell/> <w:wraptextwithpunct/> <w:useasianbreakrules/> <w:dontgrowautofit/> </w:Compatibility> <w:browserlevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml> <w:latentstyles deflockedstate="false" latentstylecount="156"> </w:LatentStyles> </xml><![endif]--><style> <!-- /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";} @page Section1 {size:612.0pt 792.0pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:36.0pt; mso-footer-margin:36.0pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} --> </style><!--[if gte mso 10]> <style> /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin:0cm; mso-para-margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:10.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-ansi-language:#0400; mso-fareast-language:#0400; mso-bidi-language:#0400;} </style> <![endif]--> <p style="color: rgb(255, 255, 255);" class="MsoNormal">
<br /></p><p style="color: rgb(255, 255, 255);" class="MsoNormal">Todo lo que se permitió a sí mismo como reacción a ese sonido fue girar la cabeza ligeramente hacia esa otra pared. Ni siquiera lo suficiente como para observarla de frente, sino tan solo por el rabillo del ojo mientras trataba de aguzar su oído lo más posible para interpretar los sonidos siguientes al de esa puerta. Y la verdad es que no tuvo que esforzarse mucho, ya que el silencio absoluto de su apartamento se vio de pronto alterado por el ruido de pasos (algunos inconfundiblemente de tacones), risas y conversaciones cruzadas. De pronto todo pasó a estar acompañado por una música machacona que hizo temblar el lienzo que se apoyaba en la pared. Ricardo se acercó a ella gateando y se irguió lo suficiente para poder observar por el agujero.</p><p style="color: rgb(255, 255, 255);" class="MsoNormal">
<br /><o:p></o:p></p> <p style="color: rgb(255, 255, 255);" class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p style="color: rgb(255, 255, 255);" class="MsoNormal">Acostumbrado a la oscuridad y la falta de estímulos visuales Ricardo se giró rápidamente apoyando la espalda contra la pared y cerrando los ojos con fuerza. La luz, el movimiento, el ruido… Un gran mareo invadió su cabeza. Tras respirar profundamente un par de veces volvió a abrir los ojos y, poco a poco, volvió a apoyar su frente en la pared. Lo que veía al otro lado parecía un mal anuncio de televisión, de esos hechos en España intentando ser un principio de capítulo de CSI Nueva York. En un amplio salón estrafalariamente decorado un número indeterminado de personas entraban y salían de su campo visual dándole apenas tiempo de estudiar sus rostros. Ellas, jóvenes y delgadas, se movían como sólo había visto hacer a algunas bailarinas de videoclips, sólo que menos acompasadamente y más, cómo decirlo, como putas en celo. Ellos, treintañeros de largo, parecían valorar a las descontroladas chicas con la misma atención con la que uno de ellos observaba el reloj de muñeca que otro le enseñaba. Todos llevaban trajes oscuros, alguno de ellos satinado, y el pelo aplastado por la gomina. Y cada uno de ellos sostenía en su mano derecha un vaso bajo y ancho que Roberto, instruido por cientos de tardes invertidas en salas de cine, interpretó como whisky. ¿Realmente existía esa gente? Hombres con camisas granates o moradas y corbatas de seda, que inclinaban la cabeza para ver unos milímetros de más bajo los vestidos de unas veinteañeras pasadas de vueltas. Roberto se consideraba un experto sociólogo de campo, y desde luego nunca se había encontrado con algo como eso. Claro que tal vez el metro o la calle no fueran los hábitats naturales de esos elementos.</p><p style="color: rgb(255, 255, 255);" class="MsoNormal">
<br /><o:p></o:p></p> <p style="color: rgb(255, 255, 255);" class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p style="color: rgb(255, 255, 255);" class="MsoNormal">Por un momento se encontró a gusto, en su salsa, observando a los machitos darse codazos entre sí mientras se recreaban en la piel morena de sus dudosas amigas. Observar observar era uno de los placeres favoritos de Roberto. Hay pocas cosas más entretenidas que ver pasar a una mujer atractiva por la calle y, en lugar de fijarse en ella, prestar atención a aquéllos que se cruzan con ella. Especialmente si éstos van a su vez acompañados y han de arreglárselas para hacerlo con (lamentable) disimulo. Es por ello que poder estudiar a esa panda de hienas le mantuvo distraído hasta que un potente “Aquí estoy” fue acompañado por los vítores de varios de los hombres. Un segundo antes de que la persona que había dicho esas palabras apareciera en la habitación Roberto ya sabía quién iba a cruzar esa puerta. Así mismo, la confianza con la que entró en la habitación con la bolsa de plástico en la mano derecha mientras subía el volumen de la música con el pequeño mando blanco de la mano izquierda le dieron a entender que él era el anfitrión de la fiesta. Él. Roberto Orlino, o una versión adelgazada, repeinada y morena de sí mismo. <meta name="Originator" content="Microsoft Word 11"><link rel="File-List" href="file:///D:%5CDOCUME%7E1%5Cjolopez%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtml1%5C01%5Cclip_filelist.xml"><!--[if gte mso 9]><xml> <w:worddocument> <w:view>Normal</w:View> <w:zoom>0</w:Zoom> <w:hyphenationzone>21</w:HyphenationZone> <w:punctuationkerning/> <w:validateagainstschemas/> <w:saveifxmlinvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid> <w:ignoremixedcontent>false</w:IgnoreMixedContent> <w:alwaysshowplaceholdertext>false</w:AlwaysShowPlaceholderText> <w:compatibility> <w:breakwrappedtables/> <w:snaptogridincell/> <w:wraptextwithpunct/> <w:useasianbreakrules/> <w:dontgrowautofit/> </w:Compatibility> <w:browserlevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml> <w:latentstyles deflockedstate="false" latentstylecount="156"> </w:LatentStyles> </xml><![endif]--><style> <!-- /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";} @page Section1 {size:612.0pt 792.0pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:36.0pt; mso-footer-margin:36.0pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} --> </style><!--[if gte mso 10]> <style> /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin:0cm; mso-para-margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:10.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-ansi-language:#0400; mso-fareast-language:#0400; mso-bidi-language:#0400;} </style> <![endif]--><span style="color: blue;"><span style="color: rgb(255, 255, 255);">Iba acompañado de otra persona que no tardó en reconocer, a pesar de no haberle visto en años. Se trataba de Soler, un compañero de universidad con el que tuvo gran amistad durante los primeros años de carrera. Después, mientras los excesos de uno iban en aumento los del otro iban desapareciendo. Soler era de los que experimentaban, Roberto de los que observaban. Sin ninguna pelea o roce aparente la relación entre ambos se fue enfriando hasta desaparecer, aunque de una manera u otra la información sobre el triunfal hombre de negocios no dejó de llegar al aburrido oficinista.</span><o:p></o:p></span> </p><p style="color: rgb(255, 255, 255);" class="MsoNormal">
<br /></p><p style="color: rgb(255, 255, 255);" class="MsoNormal">El Roberto Orlino gordo, pálido, despeinado, sucio y desnudo sólo pudo aguantar el espectáculo durante un par de minutos más. Lo suficiente para ver cómo su alterego sacaba de una elegante caja de madera oscura varios tubitos metálicos (¿o sería plata?) que empezó a repartir entre sus amigos. Las chicas, como niños que interrumpen sus juegos en una fiesta de cumpleaños al ver aparecer los sándwiches de nocilla, habían parado de bailar, y ocupaban la primera fila ante la gran mesa de cristal en la que empezó a vaciarse el contenido de la bolsa.</p><p style="color: rgb(255, 255, 255);" class="MsoNormal">
<br /><o:p></o:p></p> <p style="color: rgb(255, 255, 255);" class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal"><span style="color:blue;"><span style="color: rgb(255, 255, 255);">Roberto, golpeado por un insoportable dolor de cabeza, fue resbalando por la pared hasta quedar tendido boca abajo sobre la moqueta, en la que se enterró parte de su boca</span><span style="color: rgb(255, 255, 255);"> </span><span style="color: rgb(255, 255, 255);">absorbiendo la saliva que ni siquiera pensaba en tragar. Todo su cuerpo recibía aún el ritmo de la música a través de su coronilla, todavía en contacto con la pared. Sus brazos, extendidos como los de un Cristo, dejaban las sudadas palmas de las manos vueltas hacia el techo. No entendía nada. En ese momento Roberto se hizo pis.</span><o:p></o:p></span></p> wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-91570968758354402112009-11-04T18:26:00.004+01:002009-11-04T18:33:45.702+01:00A Roberto Orlino le gustaba mirar (VII)Cuando Roberto escuchó el ruido tras la pared en la que se apoyaba la obra de Goya, de pie en el suelo como los otros dos cuadros, no podía saber que eran las tres de la mañana. Nunca había llevado reloj porque le molestaba su peso, y el móvil apagado tampoco le servía de mucho. Durante las últimas semanas había perdido la noción del tiempo. Por saber no sabía ni en qué día de la semana estaba, ya que los breves y desordenados periodos de sueño no servían para distinguir los días y las noches que transcurrían al otro lado de la persiana cerrada.<br /><br />Precisamente fue de uno de esos duermevelas de los que Roberto salió de forma sobresaltada al oír el claro sonido de una puerta cerrarse en el piso de al lado. Bastantes veces había escuchado ya breves y suaves ruidos a través de cada una de las tres paredes, pero nunca tan claros y reconocibles. Se acercó casi en cuclillas, con las piernas agarrotadas, hasta el agujero, esforzándose para erguirse lo necesario para alcanzarlo. Justo en el momento de poner el ojo a escasos milímetros del punto negro un haz de luz lo atravesó haciendo que la pupila, dilatada durante cientos de horas, se contrajera dolida. Un hombre de elegante traje gris encendía la luz de un salón clásicamente amueblado mientras arrojaba su portafolios sobre una butaca de tapicería marrón clara, a juego con el sofá de tres plazas.<br /><br />“¿Cariño?” Preguntó una voz de mujer a la que el hombre contestó “Sí ¿Qué tal el día?”. Esas fueron las palabras que Roberto escuchó decir al hombre mientras se quitaba la chaqueta y se giraba hacia la voz femenina lo suficiente para mostrar las tres cuartas partes de su rostro. El rostro que Roberto había visto en el espejo del cuarto de baño todos los días de su vida. Con las mejillas algo más hinchadas y el pelo un poco más corto, pero ese hombre tenía su cara. Su cara, su cabeza y, bien pensado, su voz. Esa voz que tanto había odiado las pocas veces en que le había llegado en forma de grabación. Los latidos de su propio corazón empezaron a retumbarle en la cabeza, mientras que sombras negras y puntos blancos se alternaban entorpeciéndole la vista. Cuando el hombre se sentó en el sofá para desatarse los cordones de los zapatos, su rostro, el de Roberto, el del hombre, se hizo completamente visible, y fue como mirarse en un espejo. En un espejo que le devolvía una versión distorsionada de sí mismo, pero suya al fin y al cabo.<br /><br />El ruido de unos pasos rápidos le sacaron de su ensimismamiento justo antes de que un niño de unos cinco, o seis, o siete años (nunca había sabido calcular edades infantiles) entrara en ese salón gritando papá con un folio pintarrajeado en la mano. La carrera no cesó al acercarse al sofá, sino que el niño simplemente tomó impulso y se lanzó a por su versión engordada, que lo recibió con un abrazo y teatrales aspavientos de dolor. “Un día de estos vas a matar a tu padre”, es lo que Ricardo creyó entender al hombre cuyas cosquillas hacían retorcerse y reír al niño, que poco a poco se escurría del sofá hasta quedar contorsionado con la cabeza casi en el suelo de parquet.<br /><br />“Ricardo, no seas burro que se va a hacer daño”. Esas fueron las palabras que anunciaron la llegada de la mujer con pantalón de chándal azul y camiseta blanca que entró descalza en la habitación con una cuchara de madera en la mano izquierda. Y entonces Ricardo no pudo evitar caer sentado en la oscuridad de su apartamento. Porque la mujer a la que todavía escuchaba pedir a su marido que se cambiara para ayudarle con la cena era Marina. La novia a la que había dejado tras tres años de relación al poco de terminar la carrera. Algo diferente, como ese otro Ricardo, pero Marina al fin y al cabo. Con unos años más, y el cuerpo ligermanete cambiado, pero sin duda la mujer de la que se había enamorado. La mujer a la que había engañado. Aquélla que le perdonó, o eso dijo aunque él nunca estuvo seguro, y a la que terminó dejando antes de que lo hiciera ella. La mujer en la que había seguido pensando durante tantos años y a la que no se había atrevido a espiar nunca, a pesar de ser aquélla de quien más quería saber.<br /><br />Se quedó allí sentado, sujetando el peso de su derrotado cuerpo sobre las manos apoyadas en el suelo, a su espalda, por la que caían gotas de sudor que resbalaban hasta ser absorbidas por la sucia moqueta del suelo. Ni el paso de los minutos, ni el desaparecer de las voces vecinas o de la luz en el agujero sacaron a Roberto del estado de shock en el que se mantuvo hasta oír una puerta golpear al otro lado de la pared en la que descansaba la obra de El Bosco.wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-82692134124998205462009-10-28T18:39:00.000+01:002009-10-28T18:40:20.781+01:00A Roberto Orlino le gustaba mirar (VI)Tres semanas después de haber observado por primera vez a través del pequeño orificio en la pared que se escondía tras la obra de El Bosco, Roberto no parecía el mismo hombre. Quien se movía desesperadamente de una pared a otra en la oscuridad de su madriguera pesaba casi doce kilos menos que el señor Orlino que atravesó aquella misma puerta con el ansia reflejada en sus facciones. Un ansia que no había dejado de crecer pero que ahora era acompañada en su rostro por la desesperación y la tristeza. Un rostro a medias cubierto por una incipiente barba y que llamaba la atención por su palidez, sólo abandonada en las grandes bolsas grises bajo los ojos.<br /><br />Esos ojos no habían visto nada a través de ninguno de los tres agujeros. Nada en tres semanas. 21 días de querer y no poder. 504 horas en las que no había abandonado su universo pentagonal en ningún momento. No había vuelto a su antiguo hogar que ya ni recordaba, ni a aquella mesa compartida en la sexta planta de esa multinacional desde la que habían llamado a su móvil insistentemente durante los primeros días. Por suerte no había familiares de los que preocuparse, estos seguramente habrían persistido o, lo que es peor, podrían haber terminado encontrándole, sucio y desnudo persiguiendo sonidos de una pared a otra. Desnudo porque ni siquiera había vuelto a su antiguo apartamento para hacer la mudanza. O al menos una maleta. Y trece días con la misma ropa había sido más que suficiente.<br /><br />Su único contacto con el mundo exterior desde la despedida del señor Uleb había consistido en las llamadas de móvil que realizaba a un restaurante chino con entrega a domicilio y al pequeño motorista asiático que, datáfono en mano, le pasaba las bolsas blancas a través del mínimo espacio posible entre la puerta y su marco. Bendito móvil y bendita tarjeta de crédito. Los adelantos tecnológicos que le permitían no separarse de esos absorbentes orificios ni un solo instante. Y aún así, a pesar de no encontrarse nunca a más de dos metros de ninguno de ellos, nunca había conseguido ver nada al otro lado. Nunca. Ni una sola vez.<br /><br />Cada día, sin fallar uno sólo, Roberto era sorprendido por algún sonido (un golpe, un roce, un murmullo) proveniente de una de las paredes. Por supuesto siempre la opuesta a la que el ocupaba. Y por mucho que corría para alcanzarla lo antes posible, en cuanto su frente se posaba (o golpeaba, si no frenaba a tiempo) sobre el agujero, al otro lado ya no sonaba nada. Nada se observaba y nada se intuía. La oscuridad era absoluta y la quietud total. Ni el mínimo rayo de luz natural durante el día ni el más lejano resto de iluminación de una bombilla alteraban la opacidad absoluta de lo que se encontraba al otro lado.<br /><br />Pero ese día, el día 22 de espera y acecho, algo cambió.wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-24806429293376421532009-10-18T00:26:00.000+02:002009-10-18T00:27:18.937+02:00NotaEquipaje para una semana de vacaciones en Bilbao:<br /><br />Camisetas (x5)<br />Camisas (x2)<br />Calcetines (x5)<br />Calzoncillos (x6)<br />Sudadera (x1)<br />Jersey (x1)<br />Chupa de follador (x1)<br />Portátil (x1)<br />IPod con 7658 canciones (x1)<br />Libros (x3)<br />DVDs (x13)<br />Borradores de relatos (x3)<br />Fuerza de voluntad (x2)<br />Felicidad (x4)<br />Melancolía (x3)<br />Miedo (x2)<br /><br />Y una frase de Los Piratas retumbando en la cabeza. ¿Seré como el tipo que algún día fui?wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-46345182226658468002009-09-16T13:42:00.003+02:002010-04-07T17:09:12.596+02:00A Roberto Orlino le gustaba mirar (V)<div align="center">(...)</div><br />Roberto ni siquiera se giró para ver salir a su nuevo casero. Se moría de ganas de acercarse a cualquiera de los tres cuadros y constatar lo que daba por hecho. ¿Pero por cuál empezar? ¿Uno cualquiera? Se mantuvo inmóvil en el centro de la habitación. Observando los tres lienzos desde un punto equidistante sin dejarse atraer por uno más que por otro. Acrecentando el ansia de entregarse a ellos y regodeándose en el placer que esperaba obtener de ellos. Como quien observa las agujas de un reloj avanzar durante los últimos minutos de trabajo antes de unas vacaciones. Como quien, muerto de sed, ve resbalar las gotas de agua condensada por la superficie del vaso de coca-cola helada que acaban de ponerle sobre la mesa.<br /><br />Sintiéndose a gusto en el prolongado suspense, decidió estudiar los cuadros desde la distancia. Uno por uno. Con detenimiento. No es que fuera un gran entendido, pero tampoco había que serlo para reconocer esas obras.<br /><br />A mano derecha, en la pared más grande de la estancia, se encontraba una reproducción en cuadro del Jardín de las delicias. Siempre se había sentido atraído por esa obra. Había tantos y tantos detalles que observar con detenimiento. Había muchas imágenes en él que no entendía, pero eso permitía observar la obra una y otra vez con diferentes interpretaciones. Desde luego no era comparable a la observación de personas de carne y hueso, pero como sustituto en dos dimensiones no estaba mal. No obstante, el fragmento derecho, el dedicado al infierno, siempre le había generado una profunda inquietud. Por eso trataba de concentrarse en la tabla central y olvidarse de ese angustioso escenario en llamas con la aberrante figura central. El tal Bosco tenía que estar realmente enfermo para verse a sí mismo de esa manera. Y más que eso, para presentarse así ante quien quisiera admirar su obra.<br /><br />Desconcertado (e incómodo) ante el pensamiento de cómo alguien podía tener tan mal concepto de sí mismo, Roberto pasó a observar el cuadro situado en la pared a la izquierda de la ventana. No recordaba bien su título. Era de Goya, eso seguro, pero la mitología nunca había sido lo suyo. ¿Saturno? Sí, Saturno devorando a su hijo. Si ése no era el título era otro muy parecido. Desde luego aquí había mucho menos que observar que en las pinturas del Bosco. De hecho la oscuridad del lienzo apenas permitía ver algo más que el descuartizado torso infantil y la cara de loco de Saturno. En especial los ojos desorbitados de éste atrajeron la mirada de Roberto de forma magnética. Otro escalofría recorrió su espalda y el bello de la nuca se le erizó. La cosa tenía pinta de principio de constipado.<br /><br />Disgustado ante la perspectiva de estrenar su nuevo apartamento con una convalecencia (y con el desagradable cuadro abocado a velarla) giró un poco sobre sí mismo para observar la última obra. Se encontraba en la pared más estrecha, aquélla que terminaba de darle un aspecto claustrofóbico (caleidoscópico fue el adjetivo en que le hubiera gustado pensar) a la estancia. Desde luego el conjunto artístico, unido a la austeridad mobiliaria y el oscuro y viejo papel de las paredes, no ayudaba a evitar esa sensación. Por si los dos cuadros anteriores no le hubieran generado suficiente intranquilidad el trío se completaba con El Grito. Roberto no sabía si la decoración era cosa del señor Leb o de alguno de los anteriores inquilinos. Eso sí, al responsable había que reconocerle un gran nivel de coherencia. Esa cara deforme aullando al infinito que representaba la locura y la desesperación como ninguna otra pintura, completaba un ambiente cercano a lo insoportable. Una cosa era ser morboso, algo que Roberto no tenía ningún problema en reconocer (o reconocerse a sí mismo, más bien). Pero convivir con esas imágenes en un lugar tan pequeño iba bastante más allá de lo comprensible.<br /><br />Se giró hacia la puerta y con un par de pasos se colocó frente a ella. Su mano llegó incluso a posarse sobre el picaporte mientras los pensamientos golpeaban su cabeza. ¿Qué había hecho? ¿Por qué había estampado su firma en aquellos papeles que le ataban a esos 30 metros cuadrados durante al menos los próximos tres meses? ¿En qué estaba pensando para no fijarse en esos cuadros, esa alfombra de colores pardos, esas pareces sucias y ese catre (siempre había tenido ganas de utilizar esa palabra con propiedad) en una esquina? Ni Barton Fink aguantaría un día en esa habitación.<br /><br />Su mano derecha buscó la llave del apartamento en el bolsillo de su pantalón, pero en lugar de eso encontró la tarjeta de visita. Ubeç Leb. Y las frases del empresario volvieron se repitieron una tras otra:<br /><br />“Mis apartamentos son exclusivos, únicos y perfectos.“<br /><br />“Simple y llanamente ofrezco a las personas lo que más desean en su vida entre unas paredes.”<br /><br />“¿Está usted seguro de que va a aprovechar las posibilidades que este apartamento le brinde?”<br /><br />“Ningún inquilino ha llegado a decirme jamás que se haya arrepentido de un trato conmigo”<br /><br />“En cada una de las paredes compartidas hay un gran cuadro. No creo que haga falta decir más”<br /><br />Desde luego no iba a abandonar sin llegar a comprobar lo que tenía entre manos. Dejó la tarjeta en la mesita que había junto a la puerta. A su lado colocó el sombrero y la bufanda que el señor Leb ni siquiera se había molestado en recuperar. Se atusó un poco el pelo observándose en el horrible espejo de marco dorado y giró ciento ochenta grados para volver a encararse con los cuadros.<br /><br />Sólo quedaba decidir por cuál empezar.<br /><br />Sí. Estaba claro.<br /><br />Y dio los cuatro pasos que le separaban de su primera elección.<br /><br /><div align="center">(...)</div>wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-17394748545663799932009-09-04T15:41:00.003+02:002009-09-04T15:43:24.671+02:00A Roberto Orlino le gustaba mirar (IV)<div align="center">(...)</div><br />La voz del señor Leb devolvió a Roberto a la realidad, por denominar así a la extraña situación.<br /><br />“Y actualmente los tres apartamentos están ocupados. Cada uno por unas personas muy diferentes. Pero eso es lo bueno, ¿verdad? La variedad”.<br /><br />Y dicho esto solo añadió una cosa más mientras le tendía su tarjeta:<br /><br />Ubeç Leb<br />Empresario<br />Tl-633226611<br /><br />“En cada una de las paredes compartidas hay un gran cuadro. No creo que haga falta decir más”.<br /><br />Roberto se apresuró hacía la puerta que Ubeç le señaló con un gesto un tanto afeminado que mantuvo mientras le seguía con tranquilidad. Rodeado por las otras tres puertas Roberto forcejeó con la cerradura para conseguir introducir la llave. Habría que engrasarla un poco. Una vez dentro la llave tampoco pareció moverse con comodidad e hicieron falta varios intentos para girarla. Finalmente un chasquido metálico permitió que Roberto empujara la puerta y se adentrara en una habitación en la que, a pesar de la ventana abierta de par en par, flotaba un denso olor a cerrado y a falta de limpieza.<br /><br />Lo desagradable de la estancia hizo que Roberto, por un momento, saliera del ensimismamiento en el que se había sumido durante los últimos minutos y, recuperando un halo de lucidez, se planteara por un momento lo que estaba haciendo. En ese momento Ubeç pasó a su lado y llegó hasta la ventana diciendo algo así como que el cierre necesitaba una reparación. Indiferente a la mezcla de su anonadado nuevo inquilino se asomó a la calle durante unos segundos y después cerró la ventana con cuidado. Por primera vez los sutiles gestos de su rostro habían sido sustituidos por una amplia sonrisa de satisfacción. Obviamente una sonrisa provocada por un trato cerrado pensó Roberto. Obviamente.<br /><br />Fue entonces cuando con ambas manos, al estilo de una azafata, el señor Leb señaló los tres cuadros. “Sé que estás hecho para este apartamento”, fueron las palabras que, acompañadas por la constatación de la existencia de los tres cuadros, hicieron que Roberto se dejase llevar de nuevo y, en apenas un par de minutos, su firma se encontrara al pie de un contrato por un valor mensual superior al de su actual piso de ochenta metros cuadrados, con ascensor y recién reformado.<br /><br />“Ningún inquilino ha llegado a decirme jamás que se haya arrepentido de un trato conmigo y estoy seguro de que a ti tampoco te lo voy a oír decir” fueron las palabras de despedida de Ubeç antes de cerrar la puerta tras de sí.<br /><br /><div align="center">(...)</div>wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3088161183985405466.post-77393693523370198722009-09-03T15:15:00.001+02:002009-09-03T15:17:35.588+02:00A Roberto Orlino le gustaba mirar (III)<div align="center">(...)</div><br />El edificio en cuestión estaba a unos doscientos metros de la cafetería. Era viejo y suplicaba una reforma. Desde luego la primera impresión no invitaba al entusiasmo, pero la seguridad de Ubeç resultaba muy convincente. El interior del edificio hacía buena la fachada. Las bombillas apenas iluminaban un portal exageradamente amplio, que combinaba el mármol y la madera vieja con una pretenciosidad sorprendente. Las escaleras, única manera de alcanzar los pisos superiores, ya que por supuesto no existía ascensor, eran angostas y empinadas, con unos escalones difícilmente escalables por los presumiblemente ancianos residentes. Y lo que a Roberto realmente le llamó la atención fue que el mármol del portal diera paso a un papel rayado que cubría las paredes a modo de hotel, o más bien pensión, de película americana. No obstante, por alguna extraña razón, cuanto más decadente se presentaba el escenario, más motivado se encontraba Roberto. Ubeç había dejado de hablar en el mismo instante de atravesar la puerta forjada de la calle y tan solo le observaba, con una perenne y discreta sonrisa en los labios. Parecía dejar los acontecimientos en manos del morboso encanto del edificio.<br /><br />Al llegar al tramo de escaleras que unían el cuarto y el quinto (y último) piso del edificio, Ubeç le tomó del brazo y comenzó a hablarle con voz muy baja. Roberto le escuchó ensimismado. Se volvía loco por alcanzar la puerta del que ya consideraba su nuevo apartamento, pero la mirada del señor Leb le hizo detenerse sin pensarlo un momento. La frase fue casi ofensiva: “Quiero estar seguro de que le alquilo este apartamento a alguien que se lo merezca”. Y la pregunta más: “Señor Orlino, ¿está usted seguro de que quiere ser mi nuevo inquilino y de que va a aprovechar las posibilidades que este apartamento le brinde?” Roberto no dudó un instante. Empezaba a sentirse como un niño suplicando a sus padres por un juguete nuevo, y por eso mismo, cuando Ubeç le puso una condición a cambio de la llave no pensó en negarse ni por un momento. Sólo la impaciencia podía hacer que no se plateara preguntas sobre lo extravagante de la petición. De modo que únicamente cuando el sombrero y la bufanda del Señor Leb le cubrían la cara casi por completo éste accedió a darle la llave. Era una llave grande, antigua, con espirales talladas en el mango. Se parecía a las que abrían y cerraban las puertas del armario de la casa de su abuela, donde se escondía de niño para espiar a cualquier miembro de la familia que entrara en el dormitorio.<br /><br />Estaba preparado, él lo sabía y Ubeç así se lo reconoció. Y fue entonces cuando, antes de permitirle subir los últimos escalones, le explicó en detalle lo que hasta ese momento solo eran suposiciones. El apartamento tiene tan sólo 20 metros cuadrados. Ni siquiera era una vivienda en sí. Tan solo era el cuarto del servicio con aseo que formaba parte de la vivienda de trescientos veinte metros cuadrados que antiguamente ocupaba toda la última planta del edificio. Una muerte y las habituales peleas por la herencia hicieron que el piso se dividiera en tres viviendas más pequeñas, mucho más fáciles de vender en estos tiempos. La disputa familiar fue tan encarnizada y absurda que ni siquiera hubo forma de repartir equitativamente la totalidad del hogar materno, así que al final cada hijo se quedó con un piso de cien metros cuadrados, sobrando esa pequeña habitación que, curiosamente, por su situación se convirtió en el punto que unía los tres apartamentos. Como si se tratara de una de las celdas de un panal su planta era pentagonal. Una pared daba a la calle, otra al nuevo descansillo y las otras tres eran compartidas con cada una de las viviendas ajenas. El señor Leb, por aquél entonces metido al parecer en el mundo del derecho, acabó quedándose con lo que él consideró un atractivo apartamento como parte de sus emolumentos. La duración del contencioso legal, unido al poco interés por el trabajo de los tres herederos entre los que mediaba como director de un pequeño bufete, hizo que ni siquiera pudieran pagarle lo que le debían. Finalmente, poco a poco, Ubeç fue ampliando sus redes hasta hacerse con toda la planta. Fue entonces, le explicó a Roberto, cuando decidió probar suerte en el mundo de los negocios. No le costó encontrar a quien pagara una buena cantidad de millones por cada una de los tres apartamentos. Y aquellos veinte metros se convirtieron en su primer apartamento de alquiler exclusivo, como a él le gustaba denominarlos.<br /><br />Roberto estaba embelesado por la historia, y solo sus ganas por escuchar más hicieron que no profundizara en una línea de pensamiento que pasó fugazmente por su cabeza. ¿Cuándo sucedería todo aquello? Todo lo que veía a su alrededor parecía no haber recibido ningún cuidado ni reforma en décadas.<br /><br /><div align="center">(...)</div>wishmasterhttp://www.blogger.com/profile/01029289756207641586noreply@blogger.com0