lunes, 19 de julio de 2010

El fútbol en el cine

Ahora que el Mundial ha terminado con el resultado que todos esperábamos (¿no?), es un buen momento para hablar sobre la relación entre el fútbol y el cine a lo largo de su historia.

Antes de nada hay que comentar que éste sea probablemente el deporte menos representado en el séptimo arte. Por supuesto estoy hablando de los deportes mayoritarios, obviamente hay menos películas sobre curling o sobre petanca, sin duda temas por explotar en la gran pantalla. Pero, ¿cuál es el motivo de esta escasez? Bueno, principalmente se debe a que el soccer fue durante muchos años un deporte menospreciado en los Estados Unidos. Incluso hoy en día, después de haberles regalado la organización de un Mundial en los noventa, todavía es considerado un deporte minoritario o, como ellos dicen, un casual sport. Es por ello que cuando uno piensa en el deporte en el cine no pueda evitar pensar en decenas de títulos relacionados con el fútbol americano, el baloncesto o el boxeo. Incluso para un español resultará más fácil recordar tres películas en las que aparezca el baseball antes que el fútbol.

Está claro que hay que alejarse de Hollywood y pensar en el viejo continente si uno quiere hablar sobre este tema. Más concretamente lo más recomendable es pensar en los oficialmente reconocidos como padres del fútbol. El Reino Unido ocupa el número uno en el ranking de productores de cine futbolístico. De hecho, como no podía ser de otra manera, el primer largometraje sobre el tema del que uno puede encontrar información es inglés. Se tituló “The Great Game” y fue rodada en Londres allá por mil novecientos treinta. Siendo sincero he de admitir que no he tenido la oportunidad de verlo, así que no puedo opinar al respecto. Lo que sí puedo hacer es resumir el argumento que he encontrado en varias páginas de internet. Un buen chico, joven y decente, juega en un pequeño equipo. Sorprendentemente el equipo comienza a ganar todos los partidos gracias, como no, a la aportación del muchacho, que con esfuerzo consigue ganarse al público y al entrenador a pesar de su corta edad. Desafortunadamente también se gana a la hija del presidente del club, con la que empieza una relación mal vista por la familia de la joven. Este contratiempo le saca de las alineaciones pero, cuando en el último partido el equipo se está jugando el campeonato, el entrenador no tiene más remedio que recurrir a él. ¿Alguien adivina quién marca el gol de la victoria? Ah, por supuesto algunos jugadores famosos de la época realizaron cameos para la cinta.

Me atrevería a decir que, quitando o añadiendo un par de detalles, acabo de exponer el argumento de cualquier película de fútbol (y de deporte) de los últimos ochenta años. Sólo algunos matices hacen diferente una producción de otra, pero el espíritu de superación, las injusticia que se convierte en justicia, la deportividad y la victoria in extremis son imprescindibles. Da igual que estemos hablando de una comedia (“Mean Machine”, “Quiero ser como Beckham” oDías de fútbol), un drama (“Camino a la gloria”), una biografía (“The damned United), una falsa biografía (la trilogía Goal!), un thriller (“The Arsenal stadium mistery”) o incluso una de artes marciales (“Shaolin Soccer”, poco recomendable). Cualquiera que sea el género hay una cosa que el guionista y el director nunca deben olvidar cuando se proponer crear una película sobre fútbol. Tienen entre manos una obra que debe ser épica y, en ella, el héroe (o héroes) debe siempre ganar en el último instante y tras mucho sufrimiento a la panda de desgraciados más odiosa que sean capaces de crear (¿verdad que suena parecido a la final del Mundial?)

No obstante, hablando del fútbol en el cine, hay un título que destaca sobre todos los demás. O al menos esa es mi (poco) humilde opinión. Estoy hablando de una cinta que no se encuadra en ninguno de los géneros anteriormente mencionados, sino en el de cine bélico. Sí, estoy hablando de “Evasión o victoria”, dirigida en mil novecientos ochenta y uno por el brillante John Huston y protagonizada por una estimulante mezcal de grandes actores (Max Von Sydow o Michael Cane), aún más grandes futbolistas (Pelé, Bobby Moore o Ardiles) y… bueno… Sylvester Stallone.

La historia de estos prisioneros aliados de la Segunda Guerra Mundial que deben elegir entre la victoria o la libertad en un partido contra los alemanes en el Paris ocupado, demuestra lo sencillo que puede resultar emocionar a la audiencia combinando injusticia y deporte. Lo que bastantes personas no saben es que esta versión es un remake (muy libre) de una cinta húngara de los años sesenta inspirada en hechos reales. Por desgracia los hechos fueron bastante más tristes que la versión de celuloide. Durante la ocupación Nazi de Ucrania, un equipo formado por exjugadores del poderoso Dinamo de Kiev fueron obligados a jugar una serie de partidos contra diversos equipos alemanes. A pesar de las posibles consecuencias los jugadores vencieron todos y cada uno de los encuentros, ignorando advertencias y amenazas. Todos ellos fueron enviados a los campos de concentración, donde la mayoría murieron, algunos de ellos víctimas de los maltratos sufridos tras el último partido. Para quien quiera recordar el clímax de la película, o para quien no la haya visto pero no le molesten los spoilers (de finales previsibles), aquí están los últimos minutos del partido.

Finalmente, antes de terminar éste artículo, no quiero olvidarme de la que probablemente sea la mejor escena relacionada con el fútbol en la historia del cine. Se puede encontrar en “El secreto de sus ojos”, la cinta argentina de dos mil nueve ganadora del Oscar a la mejor película extranjera. Se trata de un plano secuencia de cinco minutos en el que el protagonista encuentra y persigue a un criminal en un estadio de fútbol durante un partido. Así que os dejo hasta el mes que viene con esta demostración de cómo hacer cine: El secreto de sus ojos – Plano secuencia.

Cita del mes:

[Hablando sobre El Monje]
Doc: Al parecer mató a veintitrés personas con sus propias manos.
Danny Meehan: Tal vez debería aprender karate.
Doc: Eso ocurrió antes de que empezara con el karate.

(Mean Machine, 2001)

Recomendación del mes: Evasión o victoria (John Huston), 1981