miércoles, 7 de mayo de 2008

Javier Marías

El pasado domingo 27 de abril mi escritor español favorito (y probablemente esa limitación geográfica sea prescindible) entró a formar parte de la Real Academia Española. Me estoy refiriendo a Javier Marías, un coñazo para algunos, un maestro de la literatura para otros, el mejor artesano de la lengua castellana para mí.

No tengo intención de entrar en polémica, ya que entiendo perfectamente a quienes no disfrutan con su prosa alargada al extremo y sus tendencia a subordinar el fondo a la forma hasta el punto de hacer desaparacer el primero durante largos fragmentos de sus novelas.

Sí, es ese tipo capaz de escribir páginas y páginas sin contar realmente nada en el sentido estricto del verbo. Poseedor de un don que le hace capaz de rellenar 1500 páginas con un argumento que en otras páginas no pasaría de una breve novela policiaca y en sus manos se convierte en una trilogía sobre la profundidad y complejidad de un/el ser humano.

En fin, resumiendo, recomiendo hasta el límite que quien no le haya dado una oportunidad todavía lo haga sin más demora. Eso sí, si después de unas cuantas páginas no se está disfrutando, sino más bien lo contrario, recomiendo igualmente rendirse y dedicarse a otra cosa, porque la situación no va a cambiar.

Si se me pregunta cuál es mi novela favorita de Marías la respuesta es rápida: Todas las Almas. Ahora bien, si en cambio tuviera que decidir cuál es su obra maestra, mi opinión cambia: Tu rostro mañana (Al completo). Y por último, si tuviera que recomendar un título a un primerizo, creo que me inclinaría por: Mañana en la batalla piensa en mí.

Y para terminar, como no podía ser de otra manera, incluiré a continuación el comienzo de esas tres novelas. Valga como muestra de la genialidad de su escritura y de acicate para indecisos.

Todas las almas
"Dos de los tres han muerto desde que me fui de Oxford, y eso me hace pensar, supersticiosamente, que quizá esperaron a que yo llegara y consumiera mi tiempo allí para darme ocasión de conocerlos y para que ahora pueda hablar de ellos."

Mañana en la batalla piensa en mí
"Nadie piensa nunca que pueda ir a encontrarse con una muerta entre los brazos y que ya no verá más su rostro cuyo nombre recuerda. Nadie piensa nunca que vaya a morir en el momento más inadecuado a pesar de que eso sucede todo el tiempo, y creemos que nadie que no esté previsto habrá de morir junto a nosotros."

Tu rostro mañana (Tomo 3)
"Uno no lo desea, pero prefiere siempre
que muera el que está a su lado, en una misión o
en una batalla, en una escuadrilla aérea o bajo un
bombardeo o en la trinchera cuando las había, en
un asalto callejero o en el atraco a una tienda o
en un secuestro de turistas, en un terremoto, una
explosión, un atentado, un incendio, da lo mismo:
el compañero, el hermano, el padre o incluso el
hijo, aunque sea niño. Y también la amada, también
la amada, antes que uno mismo. Todas esas
ocasiones en las que alguien cubre con su cuerpo a
otro, o se interpone en la trayectoria de una bala o
de una puñalada, son excepciones extraordinarias
y por eso se destacan, y la mayoría son ficticias, están
en las novelas y en las películas. Las pocas que
se dan en la vida son impulsos irreflexivos o dictados
por un sentido del decoro aún muy fuerte y
cada vez más raro, hay quienes no podrían soportar
que su hijo o su amada se fueran al otro mundo
con la idea última de que uno no impidió su
muerte, no se sacrificó, no dio su vida por salvar la
de ellos, como si se tuviera interiorizada una jerarquía
de vivos que ya va quedándose anticuada y
pálida, los niños merecen más vivir que las mujeres
y las mujeres más que los hombres y éstos más
que los ancianos, algo así, así era antes, y esa vieja
caballerosidad pervive en algunas personas, cada vez
en menos, en los de ese decoro tan absurdo si bien
se mira, porque, ¿qué debería importar el pensamiento
último, el despecho o la decepción fugaces
de quien un instante después ya estará muerto, sin
más capacidad de decepción ni despecho ni de pensamiento?
Es verdad que aún hay unos pocos que
tienen esa preocupación arraigada y a los que eso
importa, y que por lo tanto actúan para el testigo a
quien salvan, para quedar bien ante él o ella, y ser
recordados con admiración y agradecimiento eternos;
sin acordarse de veras en el decisivo momento,
sin plena conciencia entonces, de que nunca disfrutarán
esa admiración ni ese agradecimiento, porque
serán ellos quienes un instante después ya se habrán
muerto."

Y para terminar, una cita también de Mañana en la batalla... que a alquien le gusta especialmente: "Cuantos hablan de mí no me conocen (...) y al hablar me calumnian; los que me conocen callan, y al callar no me defienden; así, todos me maldicen hasta que me encuentran, mas al encontrarme descansan, y a mí me salvan, aunque yo nunca descanso."

PD- Siento no haber actualizado esto últimamente, pero es que entre el puente y que el trabajo se empieza a poner feo, lo he tenido complicado. A partir de la semana que viene intentaré retomar el ritmo de tres entradas al día. Que algunos y algunas no os merecéis menos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre he pensado que Marías tenía un don para titular sus libros. Ahora compruebo que también tiene un don para comenzarlos.

De él sólo he leído Corazón tan blanco, y mentiría si dijera que me entusiasmó, pero creo que uno de estos días le daré una nueva oportunidad.

¡¡Un abrazo!!

P.D.: empezaba a pensar que no habíais llegado a coger el búho :)