jueves, 10 de julio de 2008

Auswitch, la vergüenza de la raza humana

Desde mi punto de vista una visita absolutamente imprescindible. SIn lugar a dudas uno de esos lugares en el mundo que, por únicos, son necesarios.


Puede resultar duro, pero es algo que hay que hacer si se viaja a Polonia. Visitar Auswitch, en la medida de lo posible con un guía autóctono, te hace sentir y entender cosas que hasta ese momento veías solo superficialmente.


Es algo tan impresionante que ni siquiera tiene sentido que intente explicarlo en palabras. Uno lo ha estudiado, ha leído sobre ello y lo ha visto en numerosas películas, pero no es hasta que te encuentras paseando por sus caminos de tierra flanqueados por barracones que te das cuenta de lo que supone.


Simplemente comentaré una de las múltiples anécdotas que a uno le explican allí. Hay pruebas de que los países aliados recibieron en varias ocasiones completos informes de la resistencia existente dentro del campo de concentración. Esos informes dejaban bien claro el número de reclusos de los campos, lo que allí sucedía y los millones de personas que se estaban exterminando. Del mismo modo se les explicaba los cientos de miles de vidas que la destrucción de las cámaras de gas y su consecuente reconstrucción podría suponer. Para ello daban las coordinadas exactas de esas cámaras de gas y suplicaban que fueran bombardeadas. La respuesta de los Gobiernos aliados fue siempre que la mejor forma de ayudar a esa gente era acabar la guerra cuanto antes y que para ello no podían alejar a los bombarderos del frente y mandarlos hasta el centro de Polonia. Al mismo tiempo, durante los años de existencia de Auswitch, la fábrica de armas que se encontraba a tan solo unos kilómetros del campo, fue bombardeada por los aliados en 7 ocasiones.


Valga esto como ejemplo del por qué del título de este post. No fue tan solo la locura de un hombre, la cobardía de sus subordinados o la dudosa ingenuidad de sus compatriotas lo que permitió que esto sucediera. Toda la raza humana debe sentirse responsable y avergonzada por lo que sucedió.


Y ahora, simplemente, compartir algunas de las fotos que sacamos en el campo de concentración. No colgaré las pocas fotos que tenemos del interior de los barracones que funcionaban como museo ya que, además de que en teoría no estaba permitido hacerlas (a decir verdad, tampoco es que dieran muchas ganas) es algo que hay que ver en persona. Cualquier otra cosa no sirve.







1 comentario:

Anónimo dijo...

hoy, en Auswitch, crece tanto la hierba que hasta va un tractor a cortarla...
d*